FORCOLA - EL ESPEJO BLANCO

El espejo blanco. Viajeros españoles en la URSS
Andreu Navarra

Cualquier persona formada y con un mínimo interés puede, hoy, conocer las atrocidades cometidas por el régimen soviético, así como las penosas condiciones de vida de sus habitantes. Pero esta realidad, ocultada férreamente por las autoridades comunistas, la hemos descubierto tras la caída del Muro: hasta entonces, solo algunos se atrevían a contar una realidad no siempre acorde con la propaganda oficial. Cuando estalló la Revolución Rusa y los bolcheviques se hicieron con el poder en 1917, numerosos intelectuales y hombres de a pie vieron con esperanza la implantación del nuevo régimen, creyendo que una nueva etapa se abría ante ellos y traería un mundo más igualitario y justo. No debemos olvidar que las condiciones laborales a principios del siglo XX eran horrorosas y las desigualdades entre clases, abismales. De ahí que las proclamas revolucionarias rusas fuesen un modelo de inspiración para muchos. El curso de los acontecimientos truncó las expectativas puestas en Moscú, aunque la Unión Soviética siguió manteniendo esa aura de “patria de los obreros” durante un periodo considerable de tiempo.

Para gran parte de los españoles, la Unión Soviética fue, durante décadas, esa masa uniforme al este de Europa cuya principal característica consistía en aglutinar todos los vicios de este mundo. Era el enemigo irredento a batir o, al menos, así lo quiso transmitir el régimen franquista. Años después de la llegada de la democracia, seguimos conociendo poco y mal la historia del Imperio soviético y aún hay quien, por convicción, por interés o por manifiesto desconocimiento, sigue defendiendo sus “logros” o la ideología que lo sostenía. Poco a poco, sin embargo, se van editando (en España) libros de historia o ensayos que nos acercan al origen, el triunfo y la posterior decadencia del régimen comunista soviético. Algunos de ellos recogen las experiencias personales de quienes, por una u otra razón, conocieron de primera mano los sucesos acaecidos en Rusia o en la Unión Soviética. Las crónicas de viaje son, por tanto, un idóneo instrumento para descubrir una sociedad tan distinta a la española, que a muchos provocaba admiración.

El escritor e historiador Andreu Navarra explora en su obra El espejo blanco. Viajeros españoles en la URSS* las impresiones y escritos que políticos, periodistas, intelectuales, obreros o militares, de todas las ideologías y condiciones, plasmaron sobre su estancia en la Rusia zarista o una vez implantado el Estado soviético. Como recoge la contraportada del libro, “Andreu Navarra investiga las motivaciones de aquellos viajeros que, por distintas razones, pusieron sus ilusiones y esperanzas en el espejo blanco. ¿Qué buscaban tantos catalanistas en las leyes soviéticas? ¿Cómo fue la infancia y la formación de los niños de la guerra que huyeron a la URSS desde España en 1937? ¿Cómo vivieron allí sus hijos y nietos en los años 60 y 70? ¿Cómo se devoró a sí mismo el Partido Comunista Español entre Moscú y París? ¿Cuál fue el destino de los republicanos españoles atrapados en el Gulag? ¿Cómo y por qué fueron a combatir el comunismo miles de soldados españoles, en pleno franquismo?”.

Cuando abordan temas tan controvertidos, es habitual que muchos autores se dejen arrastrar por intereses ideológicos o partidistas al afrontar su trabajo. Andreu Navarra, sin embargo, huye de esta perniciosa práctica y construye un relato vívido y objetivo cuya principal fuente de información son los escritos que aquellos “viajeros” hicieron a su regreso (aunque no todos pudieron hacerlo). A finales del XIX y principios del XX, las crónicas y libros de viaje se popularizaron y una gran mayoría de periodistas o intelectuales publicaban las experiencias que habían vivido más allá de la frontera española. El autor expone, por tanto, las principales opiniones de quienes anduvieron por tierras soviéticas. Entre ellos figuran escritores tan reputados como Josep Pla, Manuel Chaves Nogales o Manuel Vázquez Montalbán; políticos de la talla de Fernando de los Ríos, Andreu Nin o Julio Álvarez del Vayo; intelectuales como Dionisio Ridruejo o Rovira i Virgili; y figuras menos conocidas para el gran público como Joaquín Maurín, Luis Morote o Enrique Castro.

El “experimento” soviético cautivó a una porción considerable de la sociedad europea. Nunca antes se había acometido una iniciativa tan formidable y novedosa en un país de millones de habitantes. Las potencias occidentales desconfiaban del gigante rojo, aunque, hasta bien entrada la década de los treinta, no supuso una amenaza real, pues se hallaba inmerso en una profunda restructuración tras superar la guerra civil. No obstante, detractores y partidarios coincidieron al estimar, y así aparece reflejado en la presente obra, que la Revolución Rusa suponía un punto de inflexión en la civilización occidental. Al margen de la viabilidad del proyecto soviético, su victoria convulsionó al mundo. Hasta entonces, los ideales socialistas o comunistas apenas habían pasado de contar con algunos escaños en los Parlamentos y una representación social minoritaria; el triunfo bolchevique supuso una verdadera fractura y fue utilizado como modelo.

Los motivos de quienes acudieron a la Madre Rusia iban desde la simple curiosidad a la lucha por frenar al enemigo rojo, aunque generalmente el resultado, para unos y otros, no siempre fue el esperado. Andreu Navarra, al analizar, por ejemplo, las experiencias de los dirigentes socialistas, afirma: “En general, como Rodolfo Llopis, los políticos socialistas españoles que visitaron la URSS reclamaron una visión aperturista sobre el nuevo Estado que permitiera el reconocimiento de la bondad de sus ideales, pero a la vez se dieron completa cuenta de las derivas militaristas y ultranacionalistas que iba tomando, y en general fueron capaces de expresar su disconformidad parcial”. O más adelante, al referirse a Josep Pla y a Fernández de los Ríos, señala: “Todo ello nos conduce a la paradoja aparente de que la visita a la URSS podía llegar a entusiasmar a escritores de derechas, mientras que anarquistas y socialistas se horrorizaban de lo que presenciaban”.

Para organizar la obra, Andreu Navarra utiliza un planteamiento original: tras hacer un sucinto repaso cronológico en la introducción, cada capítulo se dedica a un sector ideológico. De este modo, hay epígrafes dedicados a liberales y regeneracionistas; a revolucionarios; a socialistas y republicanos; a catalanes; a comunistas y a franquistas. A todos les une su paso, ya sea voluntario u obligatorio, por Rusia o la Unión Soviética (el libro comienza unos años antes del triunfo de la Revolución). Las impresiones que cada uno de ellos trajo de vuelta y publicó, ya sea en libros, periódicos, diarios o cartas, constituyen el eje de la obra. Como puede imaginar el lector, las visiones difieren enormemente, no solo entre posiciones enfrentadas, sino también entre quienes compartían un mismo pensamiento.

Concluimos destacando uno de los elementos más interesantes de la obra, los matices personales del relato. Tanto los personajes estudiados como el análisis que lleva a cabo Andreu Navarra se alejan, en numerosas ocasiones, de lo meramente político para centrarse en cuestiones más mundanas y cercanas. Muchas veces las experiencias que los viajeros recogen no se circunscriben al ámbito político, ni tienen por qué ser (rara vez lo son) sesudas reflexiones sobre el sistema político imperante, sino que se limitan a expresar vivencias del día a día o simples anécdotas. Un viaje en tren o un paseo por un barrio de Moscú, narrados por un buen escritor, pueden ofrecernos una visión más fidedigna de la sociedad soviética que algunos manuales de cientos de páginas. Gran parte del trabajo gira en torno a esas vivencias, cuyo valor es incalculable.

Andreu Navarra Ordoño (1981) es escritor e historiador. Entre sus últimos ensayos destacan: El ateísmo. La aventura de pensar libremente en España (2016); El regeneracionismo. La continuidad reformista (2015); 1914. Aliadófilos y germanófilos en la cultura española (2014); El anticlericalismo. ¿Una singularidad de la cultura española? (2013). Combina la investigación histórica con la docencia universitaria y la creación literaria.

*Publicado por la editorial Fórcola, octubre 2016.