En ocasiones, España ha sido retratada como una nación de clérigos y soldados. Los inmortales tercios, los misioneros del Nuevo Mundo o el altivo hidalgo aparecen, desde esa perspectiva, como figuras arquetípicas que se asocian inmediatamente al Imperio español. Por el contrario, el arte, la cultura y la ciencia se omiten en muchos de los relatos habituales de nuestra historia. La marginación o la omisión de estas figuras de nuestro pasado en no pocos libros de texto no deja de ser paradójica, si se advierte que nos hallamos al mismo nivel que nuestros homólogos europeos. La diferencia es que ellos han sabido “promocionar” a sus pensadores, artistas o científicos, mientras que España ha sido reticente a la hora de honrarlos. Solo han escapado del olvido algunos pocos artistas, la mayoría del Siglo de Oro; si prescindimos de ellos, el elenco de autores se reduce considerablemente.
Si a nosotros mismos nos cuesta ensalzar a nuestros pensadores, escritores o artistas, pretender que el resto del mundo lo haga es una verdadera quimera. En el libro del crítico literario estadounidense Harold Bloom El canon occidental (una de las obras de referencia sobre esta materia) solo aparece un autor español. Obviamente, este “honor” corresponde a Miguel de Cervantes. Al margen del sesgo anglosajón de la obra y lo de lo subjetivo de las listas, lo cierto es que, si preguntásemos a un francés, a un italiano o a un alemán, es probable que no supieran dar muchos más nombres o identificar otros textos dignos de mención. El fenómeno es relativamente reciente, pues hace tres o cuatro siglos los libros españoles eran leídos con avidez en el resto de Europa, los cuadros eran codiciados por reyes y nobles y los pensadores modelaban los debates intelectuales en todo el continente. Fuimos pioneros en muchas áreas, pero ese legado ha ido desvaneciéndose de la memoria colectiva.
En los últimos años ha surgido con fuerza una corriente editorial que trata de revalorizar los logros de la historia de España. Se han publicado no pocos libros que inciden en esa materia (varios los hemos reseñado en esta página) y su número va creciendo. A esa corriente puede adscribirse el trabajo de los profesores Jon Juaristi y Juan Ignacio Alonso El canon español. El legado de la cultura española a la civilización*, con el que intentan redescubrir al lector moderno las grandes obras (de la literatura, de la arquitectura, de la ciencia) de nuestro pasado. Pensado para el gran público, el texto recorre sucintamente lo mejor que ha creado el genio español.
Como explican los autores en el prólogo de la obra, “la literatura española constituye un campo de la cultura nacional de muy vasto registro que, como cualquiera de las grandes literaturas nacionales de todo el mundo, posee una historia dilatada en el tiempo, desde el mismo nacimiento de la lengua hasta nuestros días, con sus momentos de esplendor y decaimiento, que no deseamos abarcar en su totalidad en estas páginas. Nos interesa, por el contrario, conforme a la naturaleza de este estudio, señalar y analizar con cierto detenimiento sus momentos más relevantes, los autores más brillantes y las obras de mayor repercusión en la cultura universal, que constituyen sin duda la mayor aportación española en este campo al legado común de la civilización. Nos detendremos pues en sus grandes hitos, sin desdeñar la construcción de un esquema general que cronológicamente siga su evolución, en los momentos y obras que mayor relevancia han tenido, los que más han aportado al acervo común de la literatura”.
La obra es un compendio de la sabiduría española y por sus páginas transitan las mentes más brillantes que ha dado nuestro país. Ya hemos apuntado que está destinada al gran público, por lo que su prosa es sencilla, accesible y muy amena. Los capítulos abarcan muchos siglos y analizan todo tipo de aportaciones culturales (escritores, pensadores, arquitectos, pintores…). Al englobar tanta información y materias tan heterogéneas, el propósito de los autores no es reflejar minuciosamente los logros de cada personaje, sino facilitar que el lector se haga una idea general de la importancia del arte y el pensamiento hispanos en el desarrollo de la civilización. Por este motivo, la estructura de los capítulos se asienta en dos pilares: una introducción o contextualización del tema tratado, seguida de un análisis más detallado del personaje, el monumento o la expresión artística que se quiere destacar.
El punto de partida del libro se sitúa en el arte prehistórico y en las cuevas de Altamira. El lector podrá cuestionarse si se puede hablar propiamente de arte español en esos supuestos. Los autores, conscientes de esta polémica, la resuelven afirmando que “aunque difícilmente se podría considerar españoles a los primitivos que pintaron la cueva de Altamira en el periodo paleolítico, por poner un ejemplo, consideramos que se trata de una aportación universal al acervo cultural de la humanidad y que, por tanto, es una parte esencial del legado español”. El criterio es, pues, incluir en el libro todas aquellas manifestaciones artísticas relevantes que se hayan producido en España o por españoles, independientemente de donde las hubiesen desarrollado. De ahí que haya epígrafes dedicados a Séneca, a la arquitectura hispanorromana, a San Isidoro de Sevilla, al Beato de Liébana o al arte hispanomusulmán.
A lo largo de este viaje por la cultura y el arte españoles, el lector identificará nombres conocidos y descubrirá personajes que, pese a su importancia, habían caído en el olvido. Por razones obvias, los siglos XVI y XVII ocupan mayor espacio que el resto de los períodos (así sucede, en especial, con el Siglo de Oro), pero la obra tiene la virtud de saber moverse con soltura en el tiempo y destacar aquellos momentos que revisten mayor relieve. Ciertas obras o figuras ejercieron una gran influencia en su tiempo (en ocasiones, incluso tuvieron un impacto revolucionario) y a ellas se dedica especial atención, destacando su carácter de hitos que mejor encajan en el canon español.
Concluimos con esta reflexión de los autores que ahonda en el cometido de su trabajo: “Hemos tratado, pues, del legado de España, la contribución española al conjunto de la cultura y la civilización humana. Su valor es indudable, equiparable al de los más importantes de los legados de otros países, pero aun así hemos procurado desprendernos de cualquier atisbo de chovinismo y ser objetivos en la medida de lo posible: la grandeza del legado español se sostiene por sí misma sin necesidad de exégetas o de propagandistas. Confiamos en que los lectores, al volver la última página de esta obra, conozcan mucho mejor nuestro pasado y nuestra cultura”.
Jon Juaristi (Bilbao, 1951) es catedrático jubilado de Literatura Española en la Universidad de Alcalá, tras haberlo sido de Filología Hispánica en la del País Vasco. Ha dirigido la Biblioteca Nacional de España y el Instituto Cervantes. Fue Premio Nacional de Literatura (Ensayo), Premio Euskadi de Ensayo, Premio Fastenrath de la RAE, y posee asimismo, entre otros galardones, el Premio Azorín de Novela, el Comillas de Historia y Biografía y el Mariano de Cavia de Periodismo. Es autor de una treintena de libros y centenares de artículos. Juan Ignacio Alonso (Madrid, 1956), Doctor en Lengua y Literatura, licenciado en Historia, diplomado en Ciencias Políticas y Sociología, y graduado en Dirección de Empresas por el IESE, ha sido profesor de dos universidades públicas madrileñas y editor en diversas empresas editoriales, entre ellas Santillana y Espasa Calpe, de la que fue director de Obras de Referencia.
*Publicado por Esfera de los Libros, febrero 2022.