La Segunda Guerra Mundial fue, en todas sus facetas, una contienda brutalmente desproporcionada. Las muertes en combate, los recursos utilizados, la destrucción de ciudades, las tropas movilizadas, el aniquilamiento de pueblos enteros, la magnitud de las operaciones… todo hizo que el planeta se convirtiera en un gigantesco campo de batalla. Tanto los países combatientes como los que permanecieron neutrales destinaron la mayoría de sus recursos a abastecer a las potencias en liza. Basta echar un vistazo a las cifras para comprender la magnitud de la tragedia. Nunca antes (y esperemos que nunca más) los seres humanos habían dedicado tantas fuerzas y tantas energías a destruirse mutuamente. La sabiduría acumulada durante centurias y el progreso tecnológico se pusieron al servicio de la muerte, con un resultado catastrófico: millones de personas perecieron, sin que aún lleguemos a comprender cómo el mundo pudo dejarse arrastrar a esa demencial espiral de caos.
Escribir (y reseñar) un libro sobre la Segunda Guerra Mundial tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Comencemos por estos últimos; el principal, sin duda, se condensa en la pregunta ¿qué puede decirse que no se haya dicho ya en las incontables monografías publicadas sobre este suceso? Por muy novedoso que sea el trabajo editado, como sucede en este caso, los hechos permanecen inalterados y son los que son (perdonen el pleonasmo); cuestión distinta es cómo se interpreten o qué conclusiones se obtengan de ellos, pero, en esencia, la narración mantiene casi siempre un cierto parecido con las precedentes. Ahora bien, y con esto damos paso a las ventajas, la reiteración no siempre es perniciosa. Dado que los seres humanos rara vez son unánimes en algo, los sucesivos debates en torno al desarrollo de la Segunda Guerra Mundial enriquecen nuestro conocimiento sobre lo que realmente sucedió y nos ofrecen distintos puntos de vista para explicar uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad, el conflicto bélico más devastador jamás visto.
Con el propósito de describir cómo se desarrolló este agujero negro de nuestro pasado, el historiador inglés James Holland ha proyectado una trilogía cuyo primer volumen se titula El auge de Alemania. La Segunda Guerra Mundial en Occidente 1939-1941*. En él, el autor analiza el contexto de la guerra y su estallido en 1939, para acompañarnos hasta mediados de 1941, cuando los nazis inician, con la Operación Barbarroja, la invasión de Rusia. Para ofrecernos lo sucedido durante estos dos años, Holland construye un impresionante retablo narrativo en el que mezcla el relato de los hechos con las experiencias de docenas de participantes de la guerra, civiles, soldados marinos, pilotos, estrategas militares de primera fila, empresarios y jefes de Estado. La obra nos desvela la estrategia, la táctica y los acontecimientos militares de la guerra, así como su impacto económico, político y social.
En palabras del autor, “este libro desea ser una narración histórica estimulante, que se pueda leer y asimilar con facilidad, y espero que hasta disfrutar, pero en él se incluyen no solo mis propias investigaciones sino también, en gran medida, las ideas académicas más recientes sobre el asunto. El objetivo no es únicamente escribir una historia militar, sino también una historia social, política y económica. Una de las cosas que he aprendido es que cuando se estudia la Segunda Guerra Mundial, ninguno de estos temas debe abordarse por separado. O, mejor aún, cuando se interrelacionan estas distintas facetas, se consigue una imagen mucho más clara de lo que en realidad sucedió”. Y añade: “El hilo que dará coherencia a la narración, según espero, es un elenco de personas que va desde políticos, generales e industriales hasta capitanes, soldados y civiles. Sus historias ilustrarán la experiencia de la guerra y serán el medio para explicar el panorama general”.
Los primeros años de la guerra fueron de claro predominio alemán. Las rápidas conquistas de Polonia y de Francia demostraron su fortaleza militar y supusieron un espaldarazo a las pretensiones hegemónicas de Hitler, que se sentía invencible. Tan solo Inglaterra, sometida a un constante bombardeo, se resistió al empuje germano, tras haber logrado salvar milagrosamente a trescientos mil soldados en Dunkerque y plantar cara a la Luftwaffe en interminables escaramuzas áreas. A partir de ese momento, poco a poco se van tejiendo las alianzas y los planes que configurarán el mundo de los próximos años. Al inicio el foco se halla en Europa, donde, ya desde los primeros compases de la contienda, la maquinaria y las tácticas bélicas se modernizan a pasos agigantados. En apenas veinte años, las lecciones de la Gran Guerra han quedado obsoletas y los nuevos planteamientos militares obligan a una constante renovación y modernización de las armas y de los combates. La aparición del radar o el uso generalizado de los blindados y de los submarinos, por citar algunos ejemplos, fueron perfeccionándose durante este periodo.
Una de las aportaciones más interesantes de Holland consiste en desmontar determinados mitos que todavía hoy perduran (“gran parte de lo que creemos saber sobre la Segunda Guerra Mundial se basa más en percepciones y mitos que en hechos reales”). Por ejemplo, cuestiona la celebrada eficiencia del ejército alemán y muestra los enormes problemas que hubieron de afrontar los generales germanos para alcanzar los objetivos marcados por un Führer que apenas consultaba las decisiones estratégicas. También revisa la supuesta solidez de la alianza entre Alemania e Italia (bastante más endeble y conflictiva de lo que se cree, como demostró la fallida invasión de Grecia) o la resistencia en solitario de Inglaterra con escasos medios (algo que se demuestra inexacto, a la vista del espectacular desarrollo técnico e industrial que logró implementar). Incluso la famosa blitzkrieg, o guerra relámpago, sería, para Holland, una construcción propagandística.
En el libro cobra una especial relevancia el componente humano y todo lo que rodea al campo de batalla. Frente a la tendencia de la literatura especializada, que se había venido centrando preferentemente en el desarrollo de las campañas y en la narración de los combates, siendo los hombres meras cifras de la historiografía militar, para Holland estos últimos ocupan un papel relevante, como eje narrativo, con lo que consigue un enfoque más cercano de los hechos. También explora campos hasta ahora marginados, como la logística y la industria militar, tratando de dar respuesta a preguntas relacionadas con la ingente red de abastecimiento de los contendientes. ¿Cómo se surtían, en concreto, los ejércitos, las fuerzas aéreas y la marina? ¿Cuáles fueron las ventajas y las limitaciones en la obtención de recursos de unos y otros? ¿Qué inventos o avances tecnológicos se realizaron en estos años? ¿Cómo vivió y contribuyó la sociedad civil durante el conflicto? Estos y otros tantos interrogantes se tratan en el libro.
Con estas palabras finaliza Holland su primer volumen, que concluye en la antesala de la campaña de Rusia: “En vísperas de Barbarroja quedaban en el aire, pues, grandes interrogantes: sobre la marcha con Gran Bretaña; sobre cuánto botín se podía obtener, desde un punto de vista realista, de la Unión Soviética; sobre qué estrategia era más correcta, si la de Hitler o la de Halder; y acerca de si la superioridad cualitativa de Alemania bastaba para aplastar la superioridad cuantitativa del Ejército Rojo. Y por último, ¿contaban los alemanes con la fuerzas mecanizadas y potencial aéreo suficientes para conseguir la fulminante victoria sobre los rusos que era tan esencial para el éxito alemán? Barbarroja se lanzó al rayar el alba el 22 de junio de 1941”.
James Holland, historiador y escritor, es autor de numerosos libros especializados en la Segunda Guerra Mundial. Ha creado, dirigido y presentado numerosos programas y series de divulgación histórica en la BBC, Channel 4, National Geographic, History y Discovery. Cofundador del Chalke Valley History Festival y de WarGen.org, una página web de recursos sobre la Segunda Guerra Mundial, es miembro de la Royal Historical Society.
*Publicado por Ático de los Libros, abril 2018. Traducción de Emilio Muñiz Castro