URGOITI - EJERCITOS GUERRA COLONIZACION HISPANIA ROMANA

Ejércitos, guerras y colonización en la Hispania romana
Antonio García y Bellido

España cuenta con una cohorte de ilustres historiadores de la Edad Moderna y Contemporánea pero, sin embargo, no con grandes figuras de la Historia Antigua. Quizás la preeminencia de la Monarquía Hispánica y sus éxitos hayan atraído a un mayor número de especialistas a este período, sobre el que disponemos, además, de una ingente cantidad de documentos bien conservados y repartidos entre numerosos archivos. El papel que la Península jugó en la Edad Antigua fue significativo pero apenas comparable con el que desempeñará siglos más tarde. Alejada de los centros de poder de la época (Roma, Cartago, Grecia o Asia Menor), Hispania fue un territorio “goloso” para las grandes potencias del momento que no dudaron, primero por medios pacíficos y luego por la fuerza de las armas, en hacerse con el control de sus fuentes de producción y de sus riquezas materiales. Los fenicios y los griegos fueron los primeros en comerciar con las tribus indígenas, pero habrá que esperar a las huestes cartaginenses y luego al afán expansionista romano para que un pueblo extranjero ejerza su autoridad efectiva sobre la Península.

Como ocurre en Europa, el estudio de la Historia Antigua tiene unos orígenes nebulosos, a caballo entre la arqueología, la Historia del Arte y el acervo científico. De hecho, las grandes figuras de la historiografía española de principios de siglo, como José Ramón Mélida, Manuel Gómez-Moreno o Pedro Bosch Gimpera, o como los extranjeros Hugo Obermaier o Adolf Schulten, no son historiadores al uso, sino que combinan en sus trabajos diversas disciplinas (la prehistoria, la numismática, la epigrafía o la historia del arte). El avance de la centuria hace que los límites entre especialidades se dibujen con mayor nitidez. Entre estas personalidades de la primera mitad del siglo XX sobresale Antonio García y Bellido, uno de los principales referentes de la Historia Antigua en nuestro país.

La editorial Urgoiti, en su encomiable labor por recuperar los trabajos, hoy desgraciadamente olvidados, de nuestros grandes historiadores ha publicado la obra Ejércitos, guerras y colonización en la Hispania romana*, recopilación de cuatro artículos del historiador Antonio García y Bellido (1903-1972) en los que se analiza la presencia romana en la Península Ibérica. Siguiendo la práctica habitual de la editorial, al texto de García y Bellido le antecede un esclarecedor estudio preliminar a cargo de Javier Arce, profesor emérito de Arqueología romana de la Universidad de Lille 3 y antiguo director de la Escuela Española de Historia y Arqueología del CSIC en Roma. El estudio preliminar aborda la figura del académico manchego, su obra y su pensamiento histórico. Como señala Javier Arce, “García y Bellido fue uno de los más grandes y significados arqueólogos e historiadores de la Antigüedad y el mundo clásico que ha habido en España en el siglo XX. En un análisis historiográfico riguroso hay que hablar en España de “antes de Bellido” y “después de Bellido”. Él fue quien con sus investigaciones, con sus temas, e incluso con su método, introdujo en la ciencia española el estudio de la Historia Antigua tal y como se había hecho o se venía haciendo en Europa”.

MUERTE DE VIRIATO - MADRAZO¿Quién fue Antonio García y Bellido? Javier Arce nos explica los hitos más significativos de su biografía. Pocos sabemos de su infancia, más allá de que nació en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) y vivió una temporada en San Sebastián. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense Madrid y en el año 1930 leyó su tesis, dirigida por Elías Tormo, sobre la cerrajería artística madrileña y la familia de los Churrigueras. Ese mismo año consiguió una beca para ir a Berlín, donde se empapó de la metodología arqueológica germana. A su regreso, en 1931, obtuvo la cátedra de Arqueología Clásica en la Universidad de Madrid con tan solo 28 años. Nunca ocupó un puesto político y durante la Guerra Civil se interesó más por la investigación que por los dramáticos sucesos que azotaron al país. En 1940 fundó la revista Archivo Español de Arqueología del CSIC, pionera de España en la materia, junto con Augusto Fernández de Avilés y cinco años más tarde, con una trayectoria ya consolidada, fue nombrado académico de número de la Real Academia de la Historia. También fue miembro de la Hispanic Society de Nueva York, Presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y Fundador y Director del Instituto Español de Arqueología “Rodrigo Caro” del CSIC. Los últimos años de su vida, entre 1956 y 1972, están marcados por un cierto retraimiento y, como señala Javier Arce, por un vacío en su curriculum.

La historia fue la principal ocupación para García y Bellido, cuyas aportaciones a la arqueología y al conocimiento de la antigüedad en la Península son fundamentales para la evolución de los estudios históricos sobre estas disciplinas. Su afán por proporcionar los recursos necesarios para la investigación hizo que dedicase tiempo y esfuerzo a elaborar catálogos y compilaciones. Destaca, por encima de otros trabajos, su Esculturas romanas de España y Portugal (1949). Como explica Javier Arce en el estudio preliminar, para García y Bellido es esencial “la idea de que los documentos deben hablar por sí solos y el historiador debe permanecer al margen de ellos, porque si interviniese los tergiversaría”. Esta visión del trabajo del historiador, se acerca e incluso supera la teoría historicista iniciada por Leopold von Ranke.

Otra de las opiniones defendidas por García y Bellido está muy en sintonía con el corpus ideológico mantenido por numerosos historiadores durante gran parte del siglo pasado, plasmado en el conocido debate entre Américo Castro y Claudio Sánchez Abornoz. Para el historiador manchego “lo español” se remonta a la Hispania antigua y ya existía una identidad española en los pueblos prerromanos cuya continuidad alcanza el presente (“Para Bellido “los españoles” de hace dos mil años eran ya o tenían, algo de españoles de siempre: rasgos, características, diferencias, reacciones, categorías mentales y modos culturales”). Hablaríamos, pues, de la existencia de un homo hispanicus que ha pervivido durante siglos, a pesar de las invasiones e influencias exteriores.

ASEDIO DE NUMANCIA ROMAEstas interpretaciones de la historia quedan reflejadas, explícita o implícitamente, en los cuatros textos que componen la obra que ahora reseñamos, en los que prima el componente histórico por encima del arqueológico (verdadero campo de especialización de García y Bellido). El nexo común de los cuatro es la presencia romana en la Península Ibérica y las transformaciones que trajo consigo, aunque cada uno aborda una cuestión diferente. El primero, Bandas y guerrillas en las luchas con Roma, fue su discurso de entrada en la Academia de la Historia en el que, como explica Javier Arce, “pretende mostrar la peculiaridad hispánica en sus luchas contra los conquistadores romanos, utilizando un sistema de guerrillas totalmente ajeno a los modos ordenados y estables de combatir de las legiones romanas”. En él se analizan las causas, rasgos y organización de las guerrillas ibéricas.

El segundo artículo (“Las colonias romanas de Hispania”) es más técnico y poco accesible al lector no especializado. Fue publicado en el Anuario de Historia del Derecho Español en 1959 y es una enumeración de las diversas colonias romanas fundadas en la Península, de las que se exponen su origen, nombre y características más destacadas. A este artículo le sigue “La latinización de Hispania” (publicado en la revista Archivo español de Arqueología en 1967), cuya finalidad, según el propio García y Bellido, es “ver cuándo, cómo y por qué se pierden varios idiomas vernáculos hispanos y son sustituidos por uno único y extraño, el latín del que eran portadores los romanos”. El último artículo (“El ejército romano en Hispania”, publicado en la revista Archivo español de Arqueología en 1976), analiza brevemente el proceso de conquista de la Península por las legiones romanas, desde las guerras púnicas hasta las cántabras, y las huellas arqueológicas de su presencia en el territorio hispano.

Aunque ha avanzado mucho el conocimiento de nuestra historia y algunas de las tesis defendidas por García y Bellido pueden considerarse superadas, esta obra nos da la oportunidad de descubrir a uno de nuestros grandes historiadores de la centuria pasada. Quizás los planteamientos que aborde no son especialmente novedosos, pero siempre que nos acercamos a este tipo de trabajos hay que contextualizarlos y ponderar cuándo se publicaron. De ahí la importancia del interesante estudio preliminar de Javier Arce, que nos facilita las claves para comprender la importancia del libro que tenemos entre manos.

Javier Arce es Profesor emérito de Arqueología romana de la Universidad de Lille 3 (Francia). Profesor de Investigación del CSIC, es miembro correspondiente del Instituto Arqueológico Alemán de Berlín y ha sido director de la Escuela Española de Historia y Arqueología del CSIC en Roma desde 1990 a 1998, así como Profesor asociado de la Universidad de Estrasburgo y miembro del Institute for Advanced Study de Princeton (EEUU). Ha publicado, entre otros, Funus imperatorum. Los funerales de los emperadores romanos (1988); Memoria de los antepasados (2000); El último siglo de la España romana, 284-409 (2009); Bárbaros y romanos en Hispania, 400-507 (2007); Esperando a los árabes. Los visigodos en Hispania, 507-711 (Madrid, 2011), y numerosos artículos en revistas científicas. Ha dirigido excavaciones en el Palatino de Roma, en Tusculum (Lazio) y en la isla de Rab (Croacia).

*Publicado por Urgoiti Editores, octubre 2015.