GALAXIA GUTENBERG - DIOSES UTILES

Dioses útiles. Naciones y nacionalismos
José Álvarez Junco

Resulta curioso comprobar cómo debates en apariencia superados resurgen con fuerza últimamente. Uno de los que más atención está generando versa sobre la sempiterna pregunta de qué es una nación. Podríamos pensar que con la llegada de la globalización, la creación de estructuras supranacionales estables y el discurrir de la historia, esa polémica, que tanta tinta —y tanta sangre— hizo correr durante el siglo XIX y parte del XX, habría ido a parar al baúl del olvido, pero no es así. La controversia ha recuperado su lozanía y se suceden las obras y las conferencias que abordan, una vez más, ese concepto aparentemente abstracto e inasequible, cuyas repercusiones superan con creces los estrictos límites académicos. En España, de modo especial, se ha vuelto a prestar atención a la idea de nación, una vez que los movimientos independentistas reivindican, sin descanso, su existencia a través de la búsqueda de una identidad propia y la construcción (un tanto artificial) de una historia diferenciada.

Los nacionalismos resurgen, ciegos a las enseñanzas de la historia. Parece como si setenta años bastaran para borrar del recuerdo colectivo un mal endémico del ser humano, su capacidad de autodestrucción. Vuelven a oírse comentarios o proclamas políticas que, se supone, habían sido barridas del continente europeo por el fuego de las bombas. Palabras como fascismo, populismo o comunismo adquieren nuevo lustre en la vieja Europa, a la par que sus implicaciones prácticas reverdecen, merced a los discursos políticos de ciertos oportunistas que empiezan a captar la atención de un número creciente de votantes. Poco queda del espíritu romántico que creó el primer nacionalismo, hoy convertido en una poderosa máquina de propaganda que no duda en discriminar, amenazar e incluso utilizar la fuerza para difundir su mensaje. La mentira, el engaño y la falsificación son las herramientas a las que acuden quienes usan la nación como un pretexto para alcanzar sus intereses.

Por suerte, un nutrido grupo de intelectuales ha reaccionado ante esta deriva nacionalista, publicando diversos trabajos que desvelan las patrañas de esta nueva pseudo-ideología. En ese grupo destaca José Álvarez Junco, cuya obra Dioses útiles. Naciones y nacionalismos* aporta sentido común, rigor histórico y sobradas dosis de inteligencia a un debate abarrotado de voces insustanciales. Como explica el propio catedrático de Historia del Pensamiento en la introducción de su obra, “Este trabajo puede considerarse a caballo entre la Historia y la Ciencia Política. Es un ensayo histórico, sin duda, pero al querer enfocarlo de un modo lo más objetivo o aséptico posible e intentar precisar al máximo los conceptos y contenidos, lo he anclado en una exposición de las teorías y análisis de los términos propia de la Ciencia Política. Sé bien que tampoco esta disciplina es, pese a su nombre, una garantía de exactitud. Pero, como escribió Jon Juaristi en Auto de Terminación, ya que los historiadores y los científicos sociales no tenemos fuerza suficiente como para desactivar el potencial destructivo del nacionalismo, nuestro deber es, al menos, desacralizar a la nación, «obligándola a descender del cielo de los mitos» y sumergiéndola en la temporalidad. Eso es lo que pretendo”.

CUADRO CORTES CADIZ 1812Álvarez Junco parte de la premisa de que la nación española, como la mayoría de las naciones, es una invención, una construcción histórica “producto de múltiples acontecimientos y factores, algunos estructurales pero en su mayoría contingentes”. Olvídense de la providencia, del mito de pueblo escogido o de una esencia milenaria que pervive en la sangre de los españoles: todas esas teorías carecen de fundamento científico y se adentran en el mundo de la fantasía. Cada nación tiene su origen en una serie de factores políticos, sociales, culturales, económicos… que, siendo comunes a otras identidades nacionales, se han conjugado de modo que a la postre crearon una realidad singular, cuyos rasgos difieren del resto. En palabras del autor: “Todos somos únicos porque todos somos una combinación irrepetible de un infinito número de rasgos físicos y psicológicos. Pero, a la vez, estamos compuestos de los mismos ingredientes y somos explicables recurriendo a los mismos conceptos”. Así ha sucedido en España, pero también en Francia, Inglaterra, Estados Unidos o incluso en Cataluña o en el País Vasco.

Para reforzar sus afirmaciones, el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid realiza un encomiable esfuerzo de comparación y se adentra en la historia de grandes y pequeñas naciones (a las ya citadas anteriormente, como Francia o Inglaterra, se añaden Alemania, Italia, Estados Unidos, Grecia, las antiguas colonias ibéricas en América y África, Turquía o Rusia). No obstante, antes de describir su conformación o, al menos, esbozar su recorrido histórico, José Álvarez Junco dedica un capítulo (“La revolución científica sobre los nacionalismos”) a repasar la doctrina en torno a la idea de nación. Este apartado, el más teórico de la obra, sirve para fijar las bases del concepto y exponer las teorías que manejan los analistas de la historia de las naciones, así como para resumir los principios del nacionalismo. Los nombres de Charles Tilly, Ernst Renan, Eric Hobsbawm o Azar Gat, entre otros muchos, figuran en sus páginas.

Para llamar a cada “cosa” por su nombre, Álvarez Junco se atreve, incluso, a definir la nación (“conjunto de seres humanos entre los que domina la conciencia de poseer ciertos rasgos culturales comunes (es decir, de ser un ‘pueblo’ o grupo étnico), y que se halla asentado desde hace tiempo en un determinado territorio, sobre el que se cree poseer derechos y desea establecer una estructura política autónoma”); el Estado (“conjunto de instituciones públicas que administran un territorio determinado, dotadas de los medios coactivos necesarios para requerir la obediencia de los habitantes a las normas por ellos establecidas y para extraer los recursos necesarios para la realización de sus tareas”); o el Estado-nación (“estructura política soberana con fronteras claramente definidas y que pretende coincidir con una nación o sociedad culturalmente integrada”).

CUADRO RENDICION DE GRANADA - FINALUna vez construido el armazón teórico, José Álvarez Junco da paso a la historia. Cada epígrafe dedicado a una “nación” recoge los principales hitos que han construido su identidad. Por poner un solo ejemplo, cuando aborda la historia de Alemania, destaca la conformación y desarrollo del Sacro Imperio Germánico, el impacto de la Reforma, la invasión napoleónica, el proceso de unificación durante el siglo XIX, las corrientes culturales como el romanticismo y el nacionalismo que condicionaron la identidad alemana, la Primera Guerra Mundial, la llegada del nazismo y la transformación que sufrió el país tras la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo esquema se repite para el resto, de modo que en pocos párrafos sintetiza el pasado de las distintas naciones con el fin de compararlo, si es posible, con el de la nación española. A falta de otros medios “científicos” que permitan examinar el desarrollo de nuestra identidad nacional, el profesor Álvarez Junco equipara distintos procesos para observar sus similitudes y diferencias.

En los últimos años, numerosos libros han tratado de recomponer la historia de España. La polémica sobre cuándo se conforma la nación hispana sigue viva y se suceden los trabajos que sitúan esa fecha en distintos momentos: matrimonio de los Reyes Católicos, llegada de los Borbones, la Constitución de 1812… Es difícil hallar un consenso al respecto en el mundo académico y nuestro autor tampoco se atreve a escoger un instante específico, aunque descarta que surja en el siglo XVI y se inclina por situarlo en el XIX, en el marco de la Guerra de Independencia. El repaso histórico que Álvarez Junco lleva a cabo de la historia de España está dirigido a desmontar mitos y a aportar rigor a un debate que en la actualidad adolece de serios vicios historiográficos. Lo mismo sucede cuando estudia la construcción de las identidades portuguesa, catalana, vasca, gallega y andaluza en el último capítulo.

Leer con detenimiento esta obra es tanto como optar por una interpretación razonada y trabajada del objeto de estudio, en la que no hay lugar para el embuste y la manipulación. No resulta fácil separar la razón de la emoción cuando se abordan temas tan cercanos como la propia identidad. De hecho, en la mayoría de las ocasiones predominan los sentimientos, que nublan el juicio y no dejan ver la realidad, mostrándonos más lo que nos gustaría que lo que es. Frente a la tentación del auto-engaño, o frente a las carencias intelectuales que impiden descubrir la verdad, es preciso el esfuerzo de acudir al pasado, libres de prejuicios, para comprender el presente. De ahí la importancia de obras como Dioses útiles. Naciones y nacionalismos, que desde la fría objetividad nos proporciona los útiles necesarios para reconstruir nuestra historia, expurgando versiones interesadas y mitos edulcorados. La idea de nación, tan en boga hoy, requiere de especialistas que nos expliquen su definición, su origen, su desarrollo y su alcance. Solo así evitaremos que sean los cuentacuentos oficiales quienes reinventen, en su propio beneficio, la base sobre la que se ha construido nuestra convivencia social.

José Álvarez Junco es catedrático de Historia del Pensamiento y Movimientos Políticos y Sociales en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor visitante en diversas universidades extranjeras, entre ellas Oxford y la Sorbona (1980 y 1990), ocupó la cátedra Príncipe de Asturias del Departamento de Historia de la Universidad de Tufts, en Boston, y dirigió el seminario de Estudios Ibéricos del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard (1992-2000). Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (2004 a 2008), entre sus publicaciones destacan La ideología política del anarquismo español (1868-1910) (1976), El Emperador del Paralelo. Alejandro Lerroux y la demagogia populista (1990) o Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX (2001).

*Publicado por Galaxia Gutenberg, abril de 2016.