“Cuando a alguien le hacen un libro de homenaje como el presente, es porque su propio gremio le reconoce como uno de sus seniors con mayor autoridad académica y moral y como un personaje digno de ser admirado y reconocido públicamente. Y también porque ha sido capaz de tener discípulos agradecidos que lo quieren y lo respetan, en lo intelectual y en lo humano”.
Estas palabras se pueden leer en uno de los últimos capítulos del libro (liber amicorum, sin duda) que, bajo la coordinación de Doris Moreno y Manuel Peña, un nutrido grupo de historiadores, discípulos, docentes universitarios y de bachillerato, investigadores y compañeros del profesor Ricardo García Cárcel le han dedicado con motivo de su jubilación.
La obra colectiva, titulada Diálogos con la Historia. Ricardo García Cárcel y el oficio de historiador, * se compone de treinta y seis colaboraciones, cada una de corta extensión (no más de diez páginas, por lo general). Culmina con una más extensa entrevista de los dos coordinadores al homenajeado, en la que este pasa revista a sus orígenes familiares en Requena y Valencia, a sus estudios de enseñanza secundaria y universitaria, a su carrera académica y a la situación actual de la historiografía española.
Si se nos permite un consejo, sugerimos al lector que empiece con esa entrevista, pues le proporcionará muchas de las claves para entender mejor el resto de las colaboraciones. Particularmente interesantes son las reflexiones de García Cárcel sobre su aspiración de escribir una historia de España desde la periferia: tras haber ejercido su magisterio en Barcelona durante años, puede hablar con propiedad sobre la necesidad de reivindicar “un pasado histórico cuyo relato se ajuste lo más posible a la realidad de lo que fue” y sobre la manipulación a la que los nacionalistas han sometido y someten a esta disciplina (“unos han optado por la absoluta y total voladura de la ciencia histórica, como los del Institut Nova Historia […] Pero los historiadores más serios dentro del independentismo se dan cuenta de que la Historia es un arma delicada y por eso la esconden más”).
Quienes auspiciaron el homenaje a García Cárcel solicitaron a los treinta y seis autores (la mayoría, españoles, pero también un buen número de franceses e italianos, así como Sir John H. Elliott) que identificaran algunas experiencias personales y lecturas que hubieran contribuido particularmente a forjar su trayectoria profesional como historiadores. Muchos de ellos han optado por elegir un libro de historia que les hizo sentirse conmovidos, les abrió nuevos horizontes o tuvo una influencia decisiva en sus carreras.
Los ensayos (más bien, artículos) que forman el libro se integran en cinco bloques, “cada uno de los cuales tiene una relación directa con la trayectoria historiográfica y la proyección profesional” de García Cárcel. En el primero, bajo la rúbrica Annales, haciendo historia, seis autores destacan sendos libros de historiadores pertenecientes a la escuela de la revista francesa Annales, que dio un nuevo enfoque a la disciplina historiográfica propugnando una “historia más amplia y más humana”. Entre esos textos, que marcaron las vidas académicas de quienes a ellos se refieren (Raphael Carrasco, John H. Elliott, Antonio Gil Ambrona, Michele Olivari, Adriano Prosperi y Agustín Redondo), figuran obras de Lucien Febvre, de Fernand Braudel, de Marc Bloch y de Marcel Bataillon.
Como muestra, valga la colaboración de Sir John H. Elliott, que narra su encuentro con El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II (Braudel) y su descubrimiento de Felipe II y el Franco Condado: estudio de historia política, religiosa y social (Febvre), obras que compara para concluir que esta última, aun de temática más reducida, “puede considerarse una historia más genuinamente total que la de Braudel”.
El segundo bloque, que agrupa hasta quince ensayos, lleva por título De la historia social a la historia cultural. De contenido más heterogéneo, pasa revista a la evolución de la historiografía en los últimos años, con especial referencia a la obra García de Cárcel y al nuevo enfoque centrado en la historia cultural, esto es, en los mecanismos de transmisión de la cultura por medio de lo impreso, o en la historia de las mentalidades. Subrayan algunas colaboraciones el papel relevante de Roger Chartier (que escribe su propio artículo “Trayectoria historiográfica y biblioteca mental”) en este escenario. Otras aportaciones eligen, como textos que dejaron huella en sus autores, obras de Cipolla, de Domínguez Ortiz, de Bennassar, de Márquez Villanueva y de tantos otros, sobre temas dispares, pero siempre interesantes.
En el artículo de Gregorio Colás “Lucien Febre, Rodney Hilton y otros” puede leerse una síntesis que esclarece la evolución reciente de los estudios históricos: “El historiador y su interés por el pasado se mueve a impulsos pendulares. De la historia positivista se pasó, tras dura y larga porfía, a la historia económica y social. Después abandonamos la economía y se volvió sobre la política […] para, algo más tarde, estudiar cualquier aspecto del pasado que pudiera incluirse en la denominación general de cultura. Es verdad que el dominio de lo económico-social fue durante un tiempo abrumador y ese abuso exigía rectificar el rumbo y recuperar otros campos que habían sido olvidados, Sin embargo, se ha caído en el mismo error. Ahora la cultura, en su definición más amplia, domina el panorama historiográfico”.
El tercer bloque temático lleva por título Del archivo a la divulgación de la historia. En sus seis capítulos se plasman las reflexiones de sus autores bien sobre algunas iniciativas editoriales (es el caso de la Revista de Historia Social o, en otro nivel, de Historia 16 y La Aventura de la Historia), bien sobre la función de los archivos municipales o sobre el cine como método de enseñanza de la historia. Junto a la reivindicación de las experiencias divulgadoras, podemos encontrar un interesante artículo sobre el género biográfico (Las ventajas de un café, de Anna Caballé) en el que, tomando pie de una entrevista de su autora con Philippe Lejeune, profesor de la Sorbona que había escrito Le pacte autobiographique y L’autobiographie en France, se insiste en la penuria de este género entre nosotros, vacío sobre el que ya había llamado la atención Ortega y Gasset en varias de sus obras.
El cuarto bloque de artículos, titulado Hispanismos, versa de modo preferente sobre la aportación historiográfica de algunos hispanistas franceses (Marcel Bataillon es la figura que más atención recibe, seguido de Pierre Vilar) y de Gerald Brenan, asentado en sus Alpujarras. La influencia de la obra, ya clásica, de Bataillon Erasme et l’Espagne es patente y ha dado lugar a una destacada línea de investigación sobre el tema, de la que es reflejo el artículo de Enrique García Herrán acerca de la influencia de Erasmo en Ignacio de Loyola y en la naciente Compañía de Jesús.
El quinto y último bloque, El historiador, de carácter más personal, se centra en la figura del Ricardo García Cárcel. Teófanes Egido, Roberto Fernández, Ignacio Morgado y Jaime Tortella desgranan en sus respectivas aportaciones los rasgos que consideran más sobresalientes del homenajeado, en especial, su dedicación a la disciplina histórica desde una perspectiva ajena a cualquier dogmatismo.
El trato personal y profesional de esos cuatro autores con García Cárcel, en tribunales de tesis, en congresos (Teófanes Egido lo califica de “una figura decididamente congresual”) o en otros encuentros universitarios, les permite proporcionarnos una semblanza de aquel que va más allá de sus estudios sobre las Germanías, las revueltas catalanas, la Inquisición o la historia moderna de Cataluña, temas a los que ha dedicado singular atención.
En suma, Diálogos con la historia puede considerarse, además de un merecido homenaje a uno de nuestros más destacados historiadores, una guía especialmente útil para conocer, desde dentro y partiendo de las vivencias y de las reflexiones de sus protagonistas, cómo ha evolucionado la historiografía española en las últimas décadas y cuáles han sido sus fuentes de inspiración más relevantes.
*Publicado por Ediciones Cátedra, marzo 2019.