Un fenómeno curioso que suele producirse cuando se aborda la biografía de una personalidad relevante es la sensación, siempre incómoda, de dudar ante la trascendencia que para la historia tuvo lo dicho y hecho por esa persona. Confío en no equivocarme al advertir que esta duda persistirá incluso en los lectores más veteranos, puesto que saber si Napoleón creó el Imperio o si éste estaba ya en el germen de 1789, es una pregunta de respuesta más que imposible.
Si a lo anterior añadimos un período de la historia caracterizado por la multiplicidad de conflictos, ideologías, políticas y personas el panorama se complica todavía más. Por eso se hace especialmente interesante el estudio sosegado y profundo de aquellas realidades históricas que dejaron grabadas en la memoria de una nación una manera de entender la vida; y en eso, pocas etapas superan al siglo XIX español.
Los tres políticos analizados en los primeros volúmenes de esta colección destacan por haber conjugado una participación preponderante en la vida política del país con la fuerza e inteligencia suficiente para influir en sus respectivas órbitas políticas. Así, Cánovas, Silvela y Maura no son meros nombres que uno lee en los oscuros pasajes de algún pétreo manual. Son los tres nombres activos en los debates sociales incluso un siglo después de su muerte. Eso nos muestra claramente su vigencia como caracteres a conocer y estudiar.
El primer punto en común a resaltar de los tres libros es su propia concepción de obra de estudio político. No se tratan de biografías al uso, entiendo por esto obras donde la vida personal recibe un tratamiento equitativo a cualquier otra faceta del protagonista. Estos son biografías políticas y, como tal, su adscripción a datos de interés personal aparece solamente referida a los que nos proporcionan un apoyo para el desglose de la política. La formación de juventud y las relaciones personales del biografiado sólo interesarán en tanto que proyecta luz sobre la psique del hombre público. Se trata de un enfoque totalmente acertado, con algún que otro matiz, al evitar caer en un determinismo excesivamente común entre historiadores, o en otro pecado habitual como suele ser el afán de los Herodoto del siglo XX por los juicios morales sobre nuestros antepasados.
El primer volumen de la colección se centra en la imponente figura de Antonio Cánovas del Castillo, artífice de la Restauración y posiblemente una de las principales figuras políticas de la historia de España, aunque sea sólo por el prolongado período de tiempo sobre el que influyó. Esta obra del catedrático Carlos Dardé abarca desde el nacimiento malagueño en 1828 hasta su asesinato a manos del anarquista italiano Angiolillo en Santa Águeda en 1897.
Las cerca de doscientas páginas que comprende esta espléndida biografía nos muestran una cabeza brillante puesta al servicio del orden dinástico y la ideología liberal, sobre todo después de los excesos del Sexenio Revolucionario. Aparece un Cánovas que hace honor a aquella descripción de «inteligencia superior, palabra luminosa» que le prodigara su rival político Canalejas. Sobresalen entre sus páginas una concepción realista de la política que ha conseguido penetrar en la cerrazón política del español decimonónico. Tan es así que el ideario de Cánovas es definido por él mismo en estos términos: «todo lo que no es posible, es falso en política».
Cánovas y el liberalismo conservador es quizá el más ortodoxo de estos tres primeros volúmenes; ortodoxo en el sentido de ser el que más se ajusta a los parámetros de una biografía tradicional. La descripción del Cánovas político se realiza sin ambages de ninguna clase, si nociones preconcebidas y, más importante aún, sin caer en terrenos comunes que pongan en solfa la credibilidad del autor. Se trata además de una lectura grata que no peca de convencionalismo ni resta exigencia al lector. Sí es cierto que adolece –tacha que comparte con las otras dos- de un par de defectos que desmejoran un poco el conjunto final. El primero sería una carencia de reflexión sobre las posiciones ideológicas o filosóficas que se encuentran en el fondo de la actuación del político: está bien centrarse en lo que hizo, aunque a veces se echa en falta la búsqueda del por qué. El segundo pecado venial vendría a ser una ausencia de explicación del contexto social –quizá cuestión demasiado amplia para una obra como esta- donde se desenvuelven los avatares políticos de la segunda mitad del XIX. Con todo, la balanza final se inclina sin atisbo de duda hacia la alabanza y recomendación de una obra bien conseguida.
El segundo libro lleva por título Maura. La política Pura. Escrito por José María Marco, se centra en la vida pública de este magnífico político mallorquín, desde sus inicios en el partido fusionista, de mano de los gamacistas, hasta su entrada en los gobiernos conservadores de Cánovas y Silvela y de ahí a las varias presidencias del Gobierno que ostentó. Político brillante y figura controvertida del cambio de siglo, Maura hizo fértil el terreno de la oratoria parlamentaria, y la reforma de la administración. Denostado al igual que querido, su figura dio pie al comienzo de las campañas públicas de ataque como la famosa del «¡Maura, no!».
Aunque no creo que sea de forma buscada, este segundo volumen presenta quizá el estudio menos histórico y más literario; acaso como una especie de panegírico, el autor ha querido ejercer la defensa de Antonio Maura sin tan siquiera conceder la oportunidad al lector. Su mayor defecto es la excesiva identificación en biógrafo y biografiado que pude acabar restando legitimidad al conjunto de la obra. Y pese a ello el talento de José María Marco consigue que la lectura sea entusiasta e intelectualmente atractiva. Hay también una mayor profundidad teórica que ofrece una mejor comprensión de las ideas que empujaban al prohombre mallorquín.
Francisco Silvela es objeto del tercer volumen de la colección. De manos del profesor Luis Arranz Notario, este político menos conocido para el gran público se presenta como una figura muy interesante, tanto por servir de puente entre Cánovas y Maura, como por presentar un antecedente del espíritu regeneracionistas que acabará impregnando la escena política nacional; así se explica el título de la obra Silvela. Entre el liberalismo y el regeneracionismo.
De los tres libros es éste el que contiene una mayor exposición de teoría política y de análisis filosófico e ideológico. En contrapartida adolece de una mayor confusión cronológica que, añadida al desconcierto propio de los años, obligan a apoyarse en un esquema temporal y político que sirva como guía. Además, las propias características del personaje, la vacilación y la duda, resaltan más al contraluz de un Cánovas que le precede, y de un Maura que le sucede. Pero para todos aquellos que estén interesados en conocer bien la historia del país que habitan, qué duda cabe la oportunidad de explorar las ideas del ministro que finalizó la elaboración de textos tan importantes como nuestro actual Código Civil.
Conocidas de sobra son las enfermedades y perturbaciones crónicas que ha padecido la vida pública española desde hace ya más de un siglo, defectos todos ellos que se pueden achacar a un carácter propio de confrontación y política combativa. Es por esto que se hace especialmente interesante conocer las obras y las ideas de aquellos políticos que podían, como dijo Solervicéns sobre Cánovas, «actuar las razones y razonar los actos».
*Publicados por la editorial Gota a Gota de FAES, 2013.