Ascenso y crisis. Europa 1950-2017: un camino incierto
Ian Kershaw

Durante siglos Europa fue el continente más avanzado del planeta. A partir del Renacimiento, la sociedad europea vivió una profunda revolución que la transformó completamente y modificó el curso de la historia. El desarrollo artístico, cultural, político, militar y tecnológico de aquella época permitió que, en apenas unas décadas, varios Estados extendiesen su poder por grandes extensiones del globo. Otras civilizaciones apenas pudieron hacer frente a su empuje y al desarrollo cultural que los europeos llevaban consigo. El cenit de la expansión “occidental” se halla en el siglo XIX, cuando las grandes potencias europeas se repartieron África en la Conferencia de Berlín de 1885. Por entonces, su presencia en el resto del planeta era abrumadora. Salvo una gran parte de América, que había conseguido independizarse de las metrópolis española e inglesa, los demás continentes se encontraban prácticamente colonizados.

Todo cambió a principios del siglo XX. Dos Guerras Mundiales devastaron mental y físicamente a Europa y provocaron que perdiese su hegemonía. El Viejo Continente, como empezó a denominarse, dio paso a nuevos protagonistas. Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaron durante medio siglo el vacío de poder. Desmoronados los antiguos imperios europeos, de sus ruinas surgieron decenas de países. China, India, Egipto o Brasil, entre otras naciones, empezaron a reivindicar su papel en la política mundial. Mientras tanto, Europa sufría un proceso de reconstrucción y reinvención tras los desastres de la segunda gran guerra. Si los daños de la disputa fueron gigantescos, no menos extraordinaria fue la recuperación de los contendientes. En apenas una década recobraron (o incluso superaron) los niveles económicos previos al conflicto. Más complicado fue borrar el recuerdo de quienes habían sufrido sus horrores. Costó casi cincuenta años superar la división del continente en dos grandes bloques antagónicos, perpetuada hasta que el colapso del sistema comunista permitió la reunificación europea.

Europa atraviesa hoy una situación de gran incertidumbre. Los esfuerzos desplegados durante años para conseguir una mayor cohesión política, centrada en la Unión Europea, están estancados. El nacionalismo y el populismo han resurgido con fuerza y la desconfianza de la población hacia las instituciones europeas ha aumentado. La crisis económica de principios del siglo XXI socavó muchos de los ideales que tanto denuedo había costado plasmar. El escenario que se abre nos invita a una profunda reflexión sobre el papel que ha de jugar el continente europeo en las próximas décadas. Con este propósito, el historiador británico Ian Kershaw recorre en Ascenso y crisis. Europa 1950-2017: un camino incierto* los últimos setenta años de la historia europea. Se propone así ayudarnos a comprender de dónde venimos y hacia dónde nos encaminamos.

En palabras del autor, “este libro explora las vicisitudes, los altibajos que han llevado de una era de inseguridad a otra, de la amenaza de una guerra nuclear a la sensación de inseguridad multidimensional y ubica de nuestros días. Trata de explicar los complejos y multifacéticos patrones de cambio de Europa entre 1950 y la actualidad. Los puntos de inflexión trascendentales (1973, 1989, 2001 y 2008) señalan el camino. Los avances, los progresos y las mejoras se entremezclan con contratiempos, decepciones y, en ocasiones, desilusión”. Y más adelante reitera: “El balance de la transformación de Europa a lo largo de las siete décadas transcurridas desde 1950 se presenta por sí solo en los capítulos siguientes. No es en modo alguno una historia de éxito sin reservas. La historia reciente de Europa dista mucho de ser puramente benigna. Ha habido algunos acontecimientos extraordinariamente positivos, pero el panorama general tiene luces y sombras. Y se avecinan graves problemas”.

La obra de Kershaw comienza allí donde concluyó su anterior trabajo (Descenso a los infiernos: Europa 1914-1949), esto es, en una Europa devastada tras la Segunda Guerra Mundial. A partir de ese momento, el historiador británico construye un relato ágil y muy completo de los avatares que sufrió el continente en las siguientes décadas. Con este propósito, divide los capítulos en bloques cronológicos, acompañados en ocasiones de algunas digresiones temáticas (normalmente dedicadas a explorar la cultura europea). Aunque los límites son muy difusos y no hay fronteras claras, destaca las fases o etapas que atravesó Europa y cómo, poco a poco, se fue construyendo una identidad común, hoy en entredicho. Además de las particiones temporales, cada epígrafe se fracciona en pequeños esbozos nacionales. De este modo, Kershaw ofrece una pincelada de los sucesos más relevantes habidos en los principales países del continente. En los primeros capítulos, estas descripciones se articulan en torno a los dos bloques que se conformaron durante la Guerra Fría.

El trabajo de Ian Kershaw desmonta el dicho de que todo pasado fue mejor, al mostrarnos los grandes retos que en este (largo) medio siglo hubieron de afrontar los europeos, muy dados a magnificar los problemas presentes y a olvidar los ya superados. Es cierto que atravesamos un período convulso y marcado por la incertidumbre, pero debemos recordar que en los últimos setenta años Europa estuvo cerca del abismo de una guerra nuclear y que los tanques soviéticos circulaban por las calles de Praga y de Budapest no hace tantos años. Parece como si hubiéramos olvidado que el Muro (real y psicológico) que dividió al continente se derrumbó hace apenas treinta años, un parpadeo en la historia del hombre.

La obra del historiador inglés nos ayuda, pues, ayuda a recordar los colosales desafíos que ha superado Europa hasta llegar a nuestros días. No por ello se convierte en un panegírico absoluto de los valores europeos, ya que también resalta los errores y los claroscuros de la historia reciente del continente. Y cuando abandona esta última para dar paso a la actualidad, Kershaw no oculta los problemas que hoy nos aquejan, como el renacer del populismo, los efectos de la globalización, la inseguridad, las consecuencias económicas de la crisis o el fenómeno migratorio, entre otros. El análisis que hace de estas cuestiones le lleva a hacerse preguntas muy pertinentes sobre nuestro futuro común: ¿Hasta dónde podrá llegar el proyecto de la Unión Europea cuando su popularidad declina en los últimos años? ¿Hasta qué punto está preparada Europa para afrontar los enormes desafíos que tiene por delante? ¿Pueden regresar los fantasmas del pasado para atormentar al continente? ¿Qué lugar ocupará la Vieja Europa en el mundo?

Concluimos con esta reflexión del autor, a modo de síntesis de su obra: “Europa ha cambiado radicalmente a lo largo de las décadas transcurridas desde la segunda guerra mundial. Se ha convertido en un continente de democracias, aun aceptando que algunas de ellas son poco más que una fachada de formas de autoritarismo. Se ha convertido en un continente de sociedades civiles en las que, contrastando diametralmente con la primera mitad del siglo XX, el ejército desempeña un papel pequeño en la política interna, lo que incrementa mucho las posibilidades de estabilidad democrática. Ha aprendido, pese a las dificultades, las tensiones y las frustraciones, a cooperar y negociar, a no recurrir a la fuerza militar para resolver los problemas. Y tiene en su centro, como el país más poderos e influyente, a una Alemania pacífica e internacionalista […]. Europa combatió y ganó. Ha logrado una prosperidad que es envidiada en la mayor parte del mundo. Su búsqueda de la unidad y de un claro sentimiento de identidad prosigue. Es imposible saber qué sucederá en las próximas décadas. La única certeza es la incertidumbre. La seguridad seguirá siendo el sello distintivo de la vida moderna. Las vueltas y giros, los altibajos que han caracterizado la historia de Europa, seguramente continuarán”.

Ian Kershaw (Oldham, Reino Unido, 1943), profesor de la Universidad de Sheffield, es un historiador británico de renombre, cuyo campo de especialización se ha centrado en la historia alemana, en particular, en la figura de Hitler. La Historical Association le otorgó la Medalla Norton Medlicott. Asesor histórico de la BBC, es autor de El mito de Hitler (2003), Un amigo de Hitler (2006), Decisiones trascendentales (2008), El final: Alemania 1944-1945 (2013) y Descenso a los infiernos: Europa 1914-1949 (2016).

*Publicado por la editorial Crítica, junio de 2019. Traducción de Yolanda Fontal Rueda.