ALMUZARA - ANTONIO FONTAN

Antonio Fontán, un liberal en la Transición
Miguel Ángel Gozalo

Pocos países tienen una relación tan turbulenta con su historia como España. No hay período de nuestro pasado que no levante vehementes pasiones y afanosas diatribas. La crítica (no constructiva, más bien destructiva) parece que se ha convertido en nuestra afición preferida. En los últimos años se ha centrado en uno de los tótems de la historia reciente que todavía permanecía incólumes: la Transición. Un período que siempre se había considerado modélico —y no sólo por los españoles—, ha comenzado a ser objeto de un proceso de derribo por quienes no vivieron aquellos años ni alcanzan a comprender los riesgos y peligros que algunas personas tuvieron que superar para dotar a España de un sistema democrático. Por eso, ahora que se pone en tela de juicio los logros de la Transición, quizás sea conveniente, para no sucumbir a los cantos de sirenas de la nueva política, recuperar alguna de las figuras que la hicieron posible.

Entre esas figuras destaca el sevillano Antonio Fontán. Fontán fue muchas cosas en su vida: catedrático de latín, director y fundador de varias revistas, periodista, político, presidente del Senado o ministro con Adolfo Suarez, aunque quizás todo quede resumido en que fue persona excepcional. No porque hiciera grandes cosas, que las hizo, sino porque se entregaba a cada proyecto con la dedicación, fervor y tenacidad que sólo unos pocos escogidos son capaces de lograr. La prueba es que en un país tan cainita y mezquino como el nuestro, donde los enemigos proliferan, la figura de Antonio Fontán fue ensalzada tanto por la izquierda como por la derecha; algo sorprendente si tenemos en cuenta las profundas convicciones religiosas del sevillano.

Antonio Fontán falleció hace seis años. No escribió sus memorias, como muchos le sugirieron, por lo que el vacío biográfico ha empezado a rellenarse con distintos trabajos publicados recientemente. Entre ellos aparece el relato del periodista Miguel Ángel Gozalo, quien aborda la figura del político sevillano en el libro Antonio Fontán, un liberal en la Transición. Periodismo, latín y todo lo demás*. Como el propio autor señala, “De esa confianza en una España mejor surge este libro, realizado a través de múltiples entrevistas a quienes trataron a Fontán, a sus correligionarios y a sus discípulos. Antonio Fontán fue muchas cosas a la vez y trató de encararlas todas con su inteligencia, que se manifestaba siempre cercana, y con un espíritu animoso, que hacía frente a cualquier desfallecimiento con la serenidad aprendida en su estudiado y admirado Séneca. Él solía decir que de lo que más sabía era de latín y, después, de griego. El perfil de su vida pública, que arrancó con una presencia activa en la Universidad, de la que fue catedrático con 26 años, y siguió con una notable actividad periodística, se completó con su participación directa en la política española, como Presidente del Senado y ministro en los años decisivos de la Transición”.

ANTONIO FONTANPara el lector desprevenido, lo primero que hemos de decir es que no estamos ante una biografía al uso. Miguel Ángel Gozalo deja claro que “este no es un libro de historia, sino una crónica periodística”. El estilo es inconfundible. Alejado de los cánones de la biografía histórica, el trabajo de Gozalo alterna el vivo relato periodístico con las reflexiones personales de quien conoció al biografiado y un trabajo de campo notable que recorre todos los vericuetos de la vida de Antonio Fontán a través de los testimonios de sus allegados más cercanos. El libro se lee prácticamente de una tacada: entre la prosa ligera y ágil del autor y la fascinante vida del profesor de latín, es difícil despegarse de sus páginas.

Miguel Ángel Gozalo se centra principalmente en la faceta periodística de Antonio Fontán. Él mismo lo reconoce: “Esta aproximación a su persona es, sobre todo, una crónica de su figura como periodista, algo que, dado el modesto papel representado a veces por la prensa, pudiera quedar oscurecido por su prestigiosa carrera de catedrático o su desempeño político como Presidente del Senado y ministro de la nación”. Para tener una visión más acabada de quien fuera el primer presidente del Senado en democracia, Gozalo recomienda El espíritu de la política de Arturo Moreno y Un héroe de la libertad de Agustín López Kindler. El primero se acerca más a los aspectos políticos de la vida de Fontán y el segundo a los religiosos.

El periodismo es uno de los principales pilares de la biografía de Antonio Fontán, junto con la política, el latín y la religión. Llegó al mundo de la prensa desde muy joven y dedicó toda su vida a potenciar una profesión denostada durante el franquismo y muy escasa de grandes profesionales. Fontán fue maestro de periodistas, ya sea de forma directa, desde su puesto como director en varios rotativos, o indirecta, a través de los proyectos que impulsó, el más conocido el Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra. Varios de los grandes popes del periodismo actual le deben mucho. Con tan solo veintinueve años fundó la revista La Actualidad Española y más tarde fue director de Nuestro Tiempo y del pionero periódico Madrid, clausurado y literalmente demolido durante los últimos años del franquismo. Cuando abandonó la política activa fundó Nueva Revista de Política, Cultura y Arte. Miguel Ángel Gozalo, gran conocedor de las interioridades del periodismo, explora estos hitos de la vida de Antonio Fontán con cierta nostalgia y admiración, pero sin caer en la adulación.

La prensa, tal y como la conocemos hoy, se gestó en pequeñas rotativas y en un tira y afloja con la censura durante aquellos años. Acompañar a Fontán en sus aventuras editoriales nos permite, además de conocerlo mejor, descubrir el mundo del periodismo en los estertores del franquismo. Gozalo dibuja un lienzo en cuyo primer plano figura el político sevillano, mientras que en el segundo aparece la lucha incasable de algunos intrépidos que batallaron por mostrar una realidad alternativa a la que quería oficializar e imponer el Régimen.

ANTONIO FONTAN - REY PRESIDIENDO CORTESJunto a la faceta periodística, Miguel Ángel Gozalo también aborda su contribución política. Siendo como era liberal, el carácter poliédrico de Antonio Fontán permitía combinar sus distintas creencias en un corpus doctrinal coherente y sólido. Su afición por la política, de la que da fe la presente obra, era innata. Aunque no ocupó ningún cargo hasta la muerte de Franco, sus contactos e intereses siempre se movieron por los círculos de la alta política y el periodismo fue una forma de canalizar esa pasión. Su oportunidad llegará durante la Transición, cuando formó con Joaquín Garrigues Walker la Federación de Partidos Demócratas y Liberales, posteriormente integrada en la UCD. Su nombre llegó a sonar, tímidamente, como Jefe de Gobierno, aunque finalmente se optó, para sorpresa de casi todos, por Adolfo Suárez. Tras las elecciones fue nombrado presidente del Senado y ministro de Administración Territorial, puesto que no le entusiasmó y del que fue relevado al poco tiempo.

Antonio Fontán pertenece a esa casta de políticos que en España, por desgracia, empiezan a escasear. Son aquellos que llegan de casualidad y sin quererlo, saben cuál es su papel y su momento de decir adiós y no han medrado desde jóvenes en el partido, pues tienen una vida más allá de los carteles y banderines. Mucho deberían aprender nuestros políticos actuales de aquella generación que se echó a la espalda el país y, en apenas tres años, edificó un modelo político que va a alcanzar ya las cuatro décadas.

El retrato que Miguel Ángel Gozalo hace de Antonio Fontán es conmovedor. Los testimonios de quienes lo conocieron reflejan un verdadero humanista entregado a los demás, conocedor de su tiempo y de sus responsabilidades, apasionado de las letras y del periodismo, humilde y sencillo, piadoso y liberal y fiel defensor de las libertades. Un hombre único cuya biografía nos ayuda a comprender mejor cómo transcurrieron los últimos años del franquismo y el inicio de la democracia, y cómo se fraguó la renovación de una profesión, el periodismo, a la que Fontán contribuyó de forma tan decisiva. La obra de Gozalo nos permite reflexionar sobre lo que tenemos y lo que tuvimos, y sobre cómo fueron aquellos excepcionales hombres que idearon la Transición. Merece la pena leerla.

Migue Ángel Gozalo a lo largo de su dilatada carrera de periodista, ha sido director del diario Informaciones de Madrid; subdirector del periódico Madrid, hasta su cierre en 1971, así como corresponsal de ABC en Bonn y París y director de los servicios informativos de la Cadena SER y de su programa emblemático, Hora 25. En 1976 entró en Televisión Española, donde dirigió, en diversas etapas, telediarios (Redacción de Noche), programas culturales (El Arte de Vivir) y de debate (Derecho a discrepar). Fue director de TVE en 1982. Durante ocho años -de 1996 a 2004, fue Presidente-Director General de la Agencia EFE, dirigió la sección española del Instituto Internacional de Prensa y diversos seminarios sobre periodismo, impartidos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Actualmente participa en el programa Las Mañanas de RNE y es editor adjunto de Nueva Revista de Política, Cultura y Arte.

*Publicado por la editorial Almuzara, enero 2016.