La percepción que tenemos de nuestro pasado ha ido modelándose con el paso de los siglos. Una nueva investigación, un descubrimiento sorprendente, una campaña orquestada en torno a una figura o una obra con tirón popular pueden ser instrumentos decisivos para configurar la idea que la sociedad tiene de su historia. Hay incontables ejemplos. A la monarquía de los Austrias se la venía considerando una lacra hasta que, en el siglo XX, se recuperó y ensalzó la idea del Imperio español; Blas de Lezo, que apenas aparecía en los libros de texto, hace unos años se ha convertido (justamente, todo sea dicho) en una leyenda; los comuneros han sido calificados tanto de promotores de una mera revuelta, sin mayor trascendencia, como de precursores de un cierto sistema democrático. Detrás de esas transformaciones se esconde, en ocasiones, un interés político o ideológico, especialmente cuando aparece por medio el nacionalismo. Vender una idea del pasado siempre ayuda a justificar las acciones del presente.
Quizás uno de los períodos más revisados y revisitados de nuestra historia haya sido la invasión musulmana de la Península y su posterior reconquista. La trascendencia de este acontecimiento resulta incuestionable, pues España sería hoy distinta sin los siete siglos de lucha contra la presencia islámica en su territorio. Fenómeno que, por un lado, ha generado una persistente investigación y, por otro, ha inspirado innumerables leyendas o mitos (Don Pelayo, la batalla de Covadonga, el Cid, Guzmán el Bueno…). La mayoría son personajes reales cuya historia se ha visto distorsionada por el paso del tiempo.
A pesar de los esfuerzos de muchos historiadores por construir un relato verosímil y ajustado a la realidad, todavía predominan en el colectivo popular lugares comunes y cierto aire legendario cuando se aborda la reconquista. Contra unos y otro lucha Felipe Maíllo Salgado en su obra Acerca de la conquista árabe de Hispania. Imprecisiones, equívocos y patrañas*. Un trabajo que aúna los profundos conocimientos técnicos del autor con una labor didáctica, orientada a desterrar los desatinos prevalentes sobre la invasión musulmana de la Península Ibérica. Así lo explica el propio Maíllo Salgado: “No busco en absoluto polemizar con nadie, lo que pretendo no es otra cosa que ahondar en un período mal conocido de nuestra historia y sobrecargado de leyenda, intentando dibujar un panorama racional y auténtico de nosotros mismos y de nuestra tierra. Intentaré dar a este estudio, por tanto, la adecuada visión de conjunto, tratando de responder a problemas fundamentales interrelacionados, para así llegar a una mayor comprensión de nuestra realidad histórica”.
La obra comienza con un prólogo combativo que muchos tacharán de controvertido (alguno le pondrá algún calificativo peor). Sirvan como botón de muestra estas dos afirmaciones: “Pues no creo que haya algo más reaccionario que propugnar esos regionalismos ahistóricos y xenófobos, tan de moda hoy en España, en esa búsqueda del ‘hecho diferencial’, hijo de reivindicaciones románticas y míticas de un pasado rosa pastelero y de quincalla más o menos niquelada” o “La moderna fascinación por la España de las tres culturas y el sueño de la pacífica convivencia —otro malentendido, puesto que el concepto de convivencia puede estar asociado, bien a un clima de relaciones armónicas, bien a un clima de relaciones en conflicto— no pasó de una problemática coexistencia”. Pero las críticas más duras se vierten contra aquellos musulmanes que, asentados en Europa, se niegan a aceptar las normas de convivencia occidentales, a la vez que disfrutan de sus comodidades e intentan imponer sus costumbres y estilo de vida a la sociedad que los ha acogido. Maíllo Salgado considera, asimismo, que el estado en que se halla la sociedad española favorece el falseamiento y la deformación de la historia.
Advertimos que el libro no tiene por finalidad contar de nuevo la invasión árabe de Hispania. No estamos ante un relato histórico que siga unas pautas cronológicas. Felipe Maíllo analiza ciertos temas concretos con el objetivo de cuestionar las creencias generalizadas sobre ellos. El libro se circunscribe, en síntesis, a estudiar tres cuestiones clave: la fiabilidad de las fuentes arábigas, la conquista (o no) del cuadrante noroccidental de la Península y la convivencia entre musulmanes y cristianos. Obviamente, las tres guardan una estrecha relación y en cada capítulo se superponen.
Felipe Maíllo es muy crítico con las fuentes árabes que narraron la conquista a partir del año 711. Juzga que la práctica totalidad de las que recogen este suceso provienen de la obra (perdida) llamada Crónica del Moro Rasis, en la que se apoyan incluso varios textos cristianos. Aunque la historiografía árabe no es especialmente “imaginativa” y defiende una cierta objetividad, es inevitable que, con el transcurso del tiempo, los añadidos, las modificaciones o las omisiones acaben por tergiversar el texto original. En palabras del autor: “En definitiva, un estudio riguroso sobre la conquista de Hispania depende mucho de las fuentes que se utilicen para historiarla; fuentes arábigas, repito, elaboradas las más tempranas siglo y medio o dos siglos después de la conquista y, puesto que estas fuentes ofrecen versiones diferentes del hecho que nos ocupa, no parece el mejor método de recoger todo tipo de datos sobre el asunto, ya que […] siempre se pierde o interpola algo, se transforma, se enriquece el texto, esto es, se deforman los datos, se adulteran hasta convertirse en espurios, muchas veces con propósito deliberado, aunque se les dé el certificado de un nombre prestigioso”.
El núcleo de la obra se centra en desmontar la creencia generalizada de que los árabes ocuparon la totalidad de la Península. Felipe Maíllo se muestra así de contundente: “La ocupación musulmana del cuadrante noroeste peninsular nunca se dio (no hay prueba de que en los primeros años de la conquista llegara ejército alguno por Galicia o áreas adyacentes) y el poblamiento bereber no tuvo apenas consecuencias por su brevedad”. El historiador sitúa la línea “fronteriza” (aunque no sea el término más correcto) en el Sistema Central y considera que, al norte de este sistema montañoso, los árabes o bereberes nunca llegaron a consolidar su dominio, siendo su presencia en estas tierras residual y muy limitada en el tiempo. Para justificar sus afirmaciones, Maíllo Salgado acude a una batería de disciplinas y fuentes, como la toponimia, la antroponimia, los hallazgos arqueológicos, los textos cristianos y árabes o, incluso, la fisonomía.
La obra concluye, en la misma estela seguida hasta entonces por el autor, reprochando la falsa creencia de que musulmanes y cristianos habían tenido una coexistencia pacífica o armoniosa. Por supuesto, no desmiente los contactos entre ambas culturas (sería negar un hecho contrastado), pero refuta la visión romántica de un Al-Ándalus plural y tolerante, donde todas las religiones tenían su espacio y eran respetadas. El intercambio científico, político y cultural que se produjo a lo largo de los siglos no impidió que unos y otros buscasen la derrota de su adversario y, con el tiempo, que un cierto odio calase en la mentalidad cristiana, cuyo resultado más visible fue la expulsión de los moriscos de la Península.
El trabajo de Felipe Maíllo es una obra inusual, pues lucha contra una imagen edulcorada de nuestro pasado, rehuyendo todo relato políticamente correcto y la tergiversación de la realidad para no herir supuestas sensibilidades. Es probable que algunos especialistas discrepen de las conclusiones alcanzadas por el autor, pero sus tesis se basan en la interpretación de datos objetivos y no en fábulas o visiones preconcebidas del pasado. Un texto arriesgado que no duda en reivindicar una historiografía desembarazada de intereses ajenos a la propia investigación histórica.
Felipe Maíllo Salgado, doctor en Filología Hispánica y licenciado en Filología Semítica y en Geografía e Historia, ha sido Profesor de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Salamanca. Entre su extensa obra como arabista e historiador cabe destacar, entre otros, los libros Un análisis del discurso histórico (1980), Los arabismos del castellano en la Baja Edad Media (1991), ¿Por qué desapareció al-Ándalus? (1997), Diccionario de Derecho Islámico (2005) y De Historiografía Árabe (2009).
*Publicado por Abada Editores, abril 2016.