CATEDRA - HISTORIA DE LA EDAD MEDIA EN OCCIDENTE

Historia de la Edad Media en Occidente
Emilio Mitre

No son pocas las reseñas que hemos publicado sobre la Edad Media. En la mayoría de ellas comenzamos recordando al lector que, frente a la creencia generalizada, ese período tan poco conocido no fue una mácula en la historia de la humanidad, ni la oscuridad se cernió sobre todos los rincones del continente europeo. El Medievo es una época fascinante que abarca aproximadamente mil años de historia. En un lapso de tiempo tan extenso los matices, transformaciones, cambios y desapariciones son una constante y poco tienen que ver los años en que se gesta el reino visigodo con el despertar de las ciudades-estado italianas. Postergar y marginar todo un milenio de nuestro pasado por el único motivo de que no es tan lustroso como el anterior o el posterior es desconocer qué sucedió durante esos siglos. Resulta imposible comprender la actual conformación de Europa y, por extensión del mundo, si omitimos en nuestro análisis la Edad Media. Nuestro presente hunde sus raíces en esos años mal estudiados y denigrados.

Por suerte, la historiografía está revisitando la Edad Media y cada vez son más las voces acreditadas que ponen en contexto este período, ensalzando sus logros y ahuyentando los dogmas mordaces. Evidentemente, Europa sufrió un retroceso generalizado, más acentuado si lo comparamos con los éxitos del Imperio romano, pero eso no nos puede conducir al menosprecio de toda una época. Los nuevos trabajos están revalorizando la contribución medieval a nuestra sociedad. Este renacido interés por la Edad Media ha traído consigo un espectacular incremento de las monografías dedicadas a su estudio. Del mismo modo, el número de investigadores que se ocupan de esta época ha crecido de manera exponencial y con él, los enfoques utilizados para explicar las distintas materias que conforman la Edad Media. Tal es el volumen de trabajos publicados que se hace necesario algún manual que, de forma sintética, recoja los principales postulados y tesis sobre el Medievo y que, además, resuma de forma accesible sus hitos más importantes. Es aquí donde entra en juego el catedrático de Historia Medieval, Emilio Mitre, y su obra Historia de la Edad Media en Occidente*.

Mitre concebía en la introducción a la primera edición (publicada allá por 1982) la necesidad de una obra de estas características. Así lo explica: “La continuada dedicación a la enseñanza y estudio de una determinada materia —la historia medieval en este caso— empuja a hacer periódicamente un balance/reflexión de aquello que se ha ido sedimentando. El resultado más elemental puede ser —y lo es en esta circunstancia— una obra en la que se da una visión del pasado de nuestra civilización, desde el momento de la crisis irreversible del Imperio Romano en el Occidente, a la gran expansión ultramarina europea”. Trece años más tarde, Cátedra recuperaba la obra y, en el prólogo a la nueva edición, el historiador español afirmaba que “Doce años son sin duda un buen lapso de para que un historiador haga algún tipo de reflexión sobre el estado de su especialidad y las vicisitudes que la han hecho posible”.

La presente obra es, en esencia, un manual sobre la Edad Media. Ahora bien, es un manual de una calidad singular. No es frecuente encontrar en trabajos tan amplios una capacidad de síntesis como la de Emilio Mitre. Lo más difícil en ellos suele ser encontrar el equilibrio entre la brevedad y la correcta explicación. A veces, por querer resumir en exceso, el autor omite elementos importantes o sus aclaraciones apenas dicen algo; en otras ocasiones, el afán por definir con exactitud cada detalle acaba convirtiendo la obra en un fatigoso empeño con una extensión inabarcable. Mitre logra situarse en el punto medio y ofrece una inmejorable guía para adentrarse en la historia de la Edad Media en Occidente.

Una de las virtudes de la obra es su estructura y el enfoque dado a las distintas parcelas de estudio. A diferencia de otros textos que se limitan a concatenar un suceso con otro, Mitre dibuja un lienzo donde tienen cabida materias más abstractas que la mera historia política. Muy influenciado por la escuela de los Annales, el historiador español considera que “Invocando una frase de Lucien Febvre, cualquier aspecto de la historia, incluso el más tradicional, no deja de ser historia social. Y por social hemos de entender, así, el conjunto de relaciones socio-económicas, pero también las estructuras jurídicas y políticas por las que se rige una comunidad, y los fundamentos ideológicos y culturales que explican y justifican su funcionamiento”. Sobre este principio construye su trabajo el catedrático de Historia Medieval, que dedica gran parte de los capítulos a explicar la importancia de cuestiones tan dispares como la vida cultural en el alto Medievo, la expansión y transformaciones en el medio rural, las formas de religiosidad y vías de salvación, la evolución política del Imperio, las actividades económicas en la Baja Edad Media o la problemática de la crisis de la sociedad europea bajomedieval, por citar solo algunos ejemplos. Por supuesto, el desarrollo político de los distintos reinos europeos, así como el del Pontificado, también son abordados.

La división del libro en cuatro bloques (“El Occidente hasta los inicios del siglo VIII: ¿Tardía Antigüedad o temprano Medievo?”; “La apuesta carolingia en el Alto Medievo y sus secuelas: ¿Génesis de Europa o ‘siglos oscuros’?”, “La expansión del Occidente hasta el último tercio del siglo XIII: ¿Clasicismo medieval o maduración de una sociedad?” y “Los siglos XIV y XV: ¿Crisis bajomedieval o ‘Alto Renacimiento’?”) no es taxativa y los límites entre ellos son difusos, sin que lleguen a corresponder con exactitud a períodos claramente identificables. Ahora bien, cumplen una función ordenadora muy eficaz que refleja con gran verosimilitud las distintas fases de la Edad Media. Cada bloque, a su vez, se fragmenta en capítulos que siguen una pauta más o menos similar: sociedad y economía; Iglesia y creencias religiosas; cultura y pensamiento; e historia política.

Cuando hemos reseñado obras parecidas a la de Emilio Mitre solíamos dar en dos o tres párrafos alguna pincelada sobre su contenido. Resulta complejísimo hacer lo mismo ahora. Es tan vasto y complejo el universo medieval plasmado por el historiador español que resulta imposible condensar en pocas líneas su alcance. Diremos únicamente que Mitre presta una especial atención a las relaciones sociales entre los estamentos del Medievo; a la Iglesia (única autoridad política y espiritual que logró, no sin esfuerzo, sobrevivir de principio a fin la Edad Media); a la fuerte espiritualidad de la sociedad medieval y a la “mentalidad” política, filosófica y cultura que va transformándose a lo largo de los siglos que conforman el Medievo.

Pocos libros son más recomendables para quienes quieran conocer los fundamentos de la Edad Media. No estamos hablando de un simple repaso por las fechas y personajes más destacados, sino ante un conocimiento profundo de las entrañas de esos siglos con tan mala prensa. Un viaje a la identidad de un período poliédrico, lleno de claroscuros y matices, que hubo de rehacerse después de la desintegración de la entidad política más extraordinaria que se ha dado en el continente europeo. Esa reinvención, plagada de altibajos e influenciada por el credo cristiano, erigió un legado que todavía hoy se deja sentir. Un legado controvertido que, como expresa Emilio Mitre, “si alguna cualidad ha tenido esta civilización es la de no dejar indiferente a quienes se han acercado a escudriñarla”.

Emilio Mitre Fernández (Valladolid, 1941) estudió la carrera de Filosofía y Letras y posteriormente se doctoró en historia en la Universidad de Valladolid, donde además fue profesor adjunto. Fue catedrático de Geografía e Historia en el Instituto Calderón de la Barca de Madrid desde 1967 a 1975, al mismo tiempo que trabajaba de profesor adjunto en la Universidad Complutense de Madrid. En 1982 fue nombrado catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Alcalá, antes de volver a la Complutense en 1986. Es uno de los medievalistas españoles más destacados de la segunda mitad del siglo XX. Su obra es muy extensa, centrada sobre todo en la Baja Edad Media castellana. Entre sus numerosos trabajos destacan: Historia y pensamiento histórico, Ortodoxia y herejía entre la Antigüedad y el Medievo e Iglesia, herejía y vida política en la Europa medieval.

*Publicado por Cátedra Ediciones, enero 2016.