ACANTILADO - RETRATOS DE MUJERES

Retratos de mujeres
Charles Augustin Sainte-Beuve

Hablar del papel de la mujer en la Historia es siempre una cuestión complicada, llena de estereotipos y susceptible de adentrarse en el terreno de lo políticamente incorrecto. Durante mucho tiempo su posición en la sociedad fue secundaria, sus opiniones apenas objeto de atención y eran vistas como un medio para perpetuar la especie. Que esa fuese la tónica general durante siglos no obsta a que existieran notables excepciones. Nuestro pasado está lleno de mujeres sobresalientes que destacaron en diferentes ámbitos, tanto en la vida política como en la cultura o en la ciencia. Su mérito es doble, pues no solo lograron la maestría en sus respectivas disciplinas, sino que lo hicieron en un territorio hostil y plagado de prejuicios. Se impusieron en un mundo que desconfiaba de su habilidad y de sus posibilidades, y lo consiguieron a base de la fuerza y el tesón de su inteligencia y voluntad. Esa historia aún está por ser contada.

En los últimos años, el interés por explicar la posición que ha mantenido la mujer en la Historia ha crecido considerablemente. Son numerosos los trabajos que analizan su encaje en las antiguas civilizaciones aunque a veces pecan de una excesiva subjetividad y crean un relato no siempre coincidente con la realidad. Otros, en cambio, son textos excelentes que nos brindan una gran oportunidad para repensar la evolución de nuestra organización social. Lo que el investigador y el lector han de evitar es caer en la tentación de juzgar el pasado con los criterios morales del presente. Es insensato analizar la historia sin la perspectiva necesaria, creyendo que la mentalidad actual es equiparable a la de hace varias centurias. En ocasiones resulta ilustrador acudir a antiguos escritos para comprender la visión que los hombres del pasado tenían sobre su sociedad. De ahí que la obra que rescata la editorial Acantilado, Retratos de mujeres*, del escritor y crítico literario Charles Augustin Sainte-Beuve (1804-1869), sea tan interesante: nos traslada al pensamiento de la Francia decimonónica de la mano de notables figuras femeninas que destacaron en el ámbito literario y social durante los siglos XVI a XIX.

Con estas palabras explica Benedetta Craveri en el prólogo de la obra la esencia del presente libro: “Sainte-Beuve agrupaba, en efecto, a trece mujeres que desde mediados del siglo XVI hasta las primeras décadas del siglo XIX se habían hecho ilustres por su fuerza moral, su inteligencia, su gusto, su talento literario, transmitiéndose la antorcha de una cultura bajo el distintivo de la gracia y de la delicadeza”. Algunas de estas mujeres son muy conocidas, como madame de Pompadour o Madame de Stäel; otras, en cambio, han pasado más desapercibidas para el público español, aunque su impronta en la historia del país vecino sea incuestionable, como la marquesa Du Deffand o madame de Longueville. Todas ellas comparten rasgos comunes: el gusto por la literatura y la alta cultura; una posición preeminente en los círculos culturales y sociales de su época y una personalidad independiente. Todas destacaron gracias a su carácter y cualidades, sin estar a la sombra de ningún hombre.

Sainte-Beuve es un hombre del siglo XIX cuya visión está condicionada por la mentalidad de la época, pero sus retratos están imbuidos de una elegancia y delicadeza que superan las estrictas barreras del tiempo. Las semblanzas de las catorce mujeres no se centran tanto en la vida privada de cada una, aunque esté presente en todo momento, como en sus vidas literarias. El interés del escritor francés es mostrar las cualidades artísticas y personales de las retratadas y su incidencia en la cultura francesa. Los cotilleos y chismes ocupan un discreto segundo lugar y son tratados con respeto. Ahora bien, que se intente ensalzar a estas notables mujeres, no significa que nos hallemos ante meros panegíricos, pues Sainte-Beuve no duda en señalar, de haberlos, los defectos y vicios que tuvieron.

En el retrato que el escrito francés hace de Ninon de Lenclos explica los motivos que le llevan a escribir estas biografías: “Me han preguntado a veces por qué me gusta tanto ocuparme de esas mujeres del pasado, amables e interesadas por las cosas del espíritu, y devolverlas a su verdadera vida. Sin tener en cuenta el desinteresado placer que hay en hacer revivir un tiempo idealmente en esta selecta compañía, yo respondería con una frase de Goethe, el gran crítico de nuestra época, que refiriéndose a Madame de Tencin dice: ‘Sería una historia interesante escribir la suya y la de las mujeres célebres que regentaban los principales salones de París en el siglo XVIII, tales como Madame de Geoffrin, Du Deffand, Mademoiselle de Lespinasse, etcétera; saldrían a la luz detalles útiles para el conocimiento y el carácter y de la inteligencia francesa en particular, como también del espíritu humano en general, pues tales particularidades se hallan relacionadas con unos tiempos igualmente honorables para el uno y para la otra’”.

RETRATO DE MUJERES - MOLIERE LEYENDO

Muchos de los relatos recogidos en la obra giran en torno a los salones, en especial cuando se abordan los siglos XVIII y XIX. Los salones fueron los principales centros de difusión de la cultura en la Francia de las Luces. En ellos se germinó la mentalidad del Nuevo Régimen y, probablemente, la Revolución. La mayoría fueron regentados por mujeres (algunas de ellas retratadas por Sainte-Beuve), quienes debatían en plano de igualdad con los principales prohombres del Estado. De ahí que cuando se hable de Madame Geoffrin se afirme que “lo que le caracteriza como algo exclusivo es haber regentado el salón más completo, el mejor organizado y, si se me permite decirlo así, el mejor administrado de su tiempo, el salón mejor establecido que hubo en Francia desde la fundación de los salones, es decir, desde el Hôtel de Rambouillet. El salón de Madame Geoffrin fue una de las instituciones del siglo XVIII”. Intelectuales, políticos, diplomáticos, militares… todo aquel que fuese algo en Francia, luchaba denodadamente por ser invitado a las reuniones de alguno de estos salones, donde la distinción de géneros quedaba algo difuminada.

Más allá de las trayectorias personales de cada una de las mujeres que esboza Sainte-Beuve, estos retratos nos muestran un perfil de mujer que huye de los estereotipos de la Historia. Su gracia, cultura e inteligencia son un ejemplo, ahora y hace doscientos años. Cuando las barreras de la discriminación empiezan a agrietarse y la normalidad e igualdad se imponen en las relaciones humanas, no viene mal acudir al pasado para ver el zigzagueante camino que se ha debido recorrer. Aquellas mujeres fueron pioneras, pues supieron triunfar en un mundo de hombres. Sus escritos literarios, su participación en la alta política y la “gestión” de los salones las convierten prácticamente en heroínas. El escritor francés se limita, con su habilidad para captar el alma humana, a poner por escrito las cualidades de algunas mujeres que dominaron la esfera social de Francia en momentos capitales de su historia.

Charles-Augustin Sainte-Beuve (Boulogne-sur-Mer, 1804 – París, 1869) fue un influyente y controvertido crítico literario y escritor. Convencido de que la obra de todo autor era un reflejo de su vida, concebía la labor del crítico como la búsqueda de la intención poética de aquellos. Autor prolífico, entre sus trabajos más destacados se cuentan Retratos de mujeres o Port-Royal, considerada su obra maestra.

*Publicado por la editorial Acantilado, septiembre 2016.