MARCIAL PONS - MARCO AURELIO

Marco Aurelio
Augusto Fraschetti

«Cuando a los once años cursaba la educación primaria, mi profesora, una enseñante muy preparada, nos hablaba de un buen emperador, un emperador-filósofo, que se vio obligado a pasar gran parte de su vida defendiendo las fronteras del Imperio contra los bárbaros del Norte: un verdadero y auténtico héroe […] El manual de Historia romana que yo tenía, y con el cual debía prepararme para el examen, contenía los mismos datos«. Con estas palabras resume Augusto Fraschetti (aunque podía haberlas dicho cualquier otra persona) la idea que hoy tenemos del emperador romano Marco Aurelio.

La historia (o, al menos, las creencias populares) parece como si necesitase crear héroes y malvados para ilustrar el pasado. Pocas veces presta atención a los matices y, una vez asignado un papel, resulta muy difícil revertir la primera impresión. Nerón o Calígula serán siempre, quizás con razón, los malos de la película, mientras que Augusto o César adoptarán una posición más elevada. Junto a estos últimos encontramos sin duda alguna a Marco Aurelio. Actualmente (y desde hace varios siglos) se le considera un emperador sabio (de hecho, es conocido como el emperador-filósofo), justo y respetuoso con el pueblo.

La obra póstuma del historiador Augusto Fraschetti, Marco Aurelio. La miseria de la filosofía*, viene a desmitificar esta idílica imagen que tenemos sobre él y lo hace a través de un interesante estudio de las fuentes y un acercamiento alejado de cualquier tipo de prejuicio. Quién mejor que el propio autor para resumir el propósito de su obra: «De hecho, será justamente «el declive» del Imperio bajo Marco Aurelio, y no bajo el hijo «tiránico» Cómodo, lo que guiará nuestra investigación sobre el emperador-filósofo, exaltado casi unánimemente en la historiografía moderna por sus virtudes indudables, por sus larguísimas guerras contra los bárbaros que pretendían penetrar en el Imperio romano […], por cómo soportó las desgracias familiares, por la «tolerancia» que tuvo con respecto a los grandes vicios atribuidos (injustamente) a su colega y hermano adoptivo Lucio Vero» (nótese la ironía presente en cada una de las frases).

BUSTO MARCO AURELIOEn esa breve reflexión introductoria ya observamos alguno de los argumentos que utilizará Augusto Fraschetti para analizar la figura de Marco Aurelio. Antes de entrar en materia el historiador italiano dedica los dos primeros capítulos de su obra, por un lado, a repasar el tratamiento que la historiografía (desde la Ilustración hasta la actualidad) ha dado al emperador romano y, por otro lado, a examinar de manera crítica las fuentes o testimonios antiguos que abordaron este período (entre los que destacan Dion Casio, Herodiona, las biografías contenidas en la Historia Augusta y, por supuesto, las Meditaciones).

La obra sigue un cierto orden cronológico como eje discursivo, a veces intercalando capítulos dedicados a un tema concreto. A lo largo de todo el libro sobrevuelan tres cuestiones (o críticas a Marco Aurelio): la ruptura del sistema de sucesión imperial que venía utilizándose desde tiempos de Augusto; la persecución a los cristianos y el coste económico que conllevaron las guerras contras las tribus germanas. Son las principales, que no las únicas, objeciones esgrimidas por el historiador italiano frente a quienes defienden la virtudes del emperador. Además, encuentra en ellas el germen de la no muy lejana crisis que traerá consigo el hundimiento de Roma.

Los asuntos familiares son ampliamente estudiados por Fraschetti, dada la importancia que tenían en la Roma imperial. Desde Augusto –y salvo el paréntesis de la dinastía Flavia- la sucesión de los emperadores se hacía a través de la adopción. Nerva fue un paso más allá y optó por la adopción (elección) del «mejor» sucesor, sistema que se mantuvo hasta Marco Aurelio (de hecho, así se hizo él mismo con la púrpura imperial tras la muerte de Antonino Pío). El emperador-filósofo acabó con esta práctica al nombrar como sucesor a su «hijo» Cómodo, para desgracia del Imperio debido a los excesos que éste cometerá tras llegar al poder. Una vez más el historiador italiano acude a la ironía para censurar a Marco Aurelio «Fue, por tanto, Marco Aurelio, el emperador-filósofo, para los contemporáneos y para muchos estudiosos modernos un verdadero y perfecto «modelo» a seguir en todas y cada una de sus acciones, quien puso fin a la elección «del mejor» que, al menos, teóricamente, había caracterizado en su totalidad la época de los Antoninos«.

A medida que avanza la obra vemos cómo las relaciones personales de Marco Aurelio muestran una imagen no tan benévola del emperador-filósofo, que Fraschetti no duda en destacar y califica de «familismo amoral«. Por ejemplo, tras la muerte de Lucio Vero, con quien compartía el poder y con cuya hija estaba casado, no dudó en desposarla nuevamente, sin tan siquiera guardar el preceptivo tiempo de luto, con uno de sus generales más cercanos, Pompeiano.

Las mayores críticas hacia la figura de Marco Aurelio se centran en su relación con el cristianismo y en las persecuciones que ordenó. Así lo reconoce el propio Fraschetti: «Quizás, en perspectiva, la culpa más grave de Marco Aurelio […] fue la de no haber comprendido, él que conocía al dedillo todas las doctrinas filosóficas, la gran revolución espiritual aportada por el cristianismo, habiendo dado crédito, sin embargo, como se verá, al pueblo ignorante […] que el mismo despreciaba«. Más adelante continua diciendo: «Por lo tanto, cualquier tentativa de parte de un amplio sector de la historiografía moderna, que ha intentado eliminar esta especie de marca de infamia al «buen» emperador-filósofo […] se ha revelado absolutamente inútil desde el momento en que el mismo Marco Aurelio fue a todos los efectos no sólo un perseguidor, sino un perseguidor feroz«.

ECUESTRE MARCO AURELIOEn el capítulo «Marco Aurelio y los cristianos» el historiador italiano lleva a cabo una demoledora crítica sobre el papel desempeñado por el emperador en la persecución contra los cristianos. Le acusa de intensificarla e instigarla, a diferencia del trato más tolerante dado por sus antecesores e incluso por su propio hijo. Rechaza, por otra parte, los argumentos de quienes mantienen que los causantes de dichas persecuciones fueron los gobernadores provinciales y hace recaer todo el peso del proceso en el emperador.

Por último, Fraschetti censura la política administrativa y fiscal adoptada por Marco Aurelio como consecuencia de las campañas que inició en el norte de Europa contra las tribus germanas de los quados y los marcomanos. La disminución de la mano de obra y la emisión forzosa de moneda –necesaria para afrontar el estipendio de los legionarios- incidió negativamente en su valor, al reducir su contenido en plata, y acabó por crear una espiral de devaluaciones que a la postre resultará fatal para el Imperio. Así de contundente se muestra el historiador italiano: «el comienzo de esta decadencia, tanto a nivel monetario como a nivel económico, se debe hacer recaer sobre el emperador-filósofo Marco Aurelio. Él, que conocía al dedillo todas las doctrinas filosóficas que estaban entonces en auge, no deja de aparecer como un completo ignorante de las leyes que regulan la economía de mercado y la marcha de los precios«.

Como se puede ver por las citas que incluimos, y que abundan en la obra, Augusto Fraschetti ha escrito (o dejó preparado) un libro bastante duro contra el recuerdo que hoy tenemos del emperador romano. Al recorrer el legado de Marco Aurelio, el historiador italiano nos muestra su cara más oculta y dibuja al protagonista de la película con muchos matices, no tan bueno como pudiera aparentar. Concluimos con una de sus afirmaciones: «Quizás el reproche que se hará al presente análisis del imperio de Marco Aurelio será el de haber intentado reconstruir en todos sus aspectos las diferentes fases de un reinado de forma quizás no demasiado benévola en relación con su protagonista, a diferencia de muchas monografías que son pura y simplemente exaltación. No obstante. Si la obligación del historiador es indagar en profundidad y sin prejuicios todo lo que realmente sucedió, se puede decir que aquí me he limitado exclusivamente a relatar«.

Augusto Fraschetti (1947-2007) fue un eminente historiador de la Antigüedad. Ha sido profesor de Historia romana en la Università di Roma La Sapienza, l’Ecole Pratique de Hautes Études y la Universidad de la Sorbona. Es autor de Poesia anónima latina (2005), Roma e il príncipe (2005), Giulio Cesare (2005), Romolo il fondatore (2002), La conversione. Da Roma pagana a Roma cristiana (1999), Augusto (1999) y Roma al femminile (1994).

*Publicado por Marcial Pons Ediciones de Historia, febrero 2014.