DESPERTA FERRO - HOMBRES DE BRONCE

Hombres de bronce. Hoplitas en la antigua Grecia
VV.AA.

La guerra ha sido compañera del hombre desde la prehistoria hasta nuestros días. No ha habido período del pasado que se haya visto libre de luchas encarnizadas y enfrentamientos entre tribus, pueblos o naciones. La mayoría de las grandes civilizaciones que hoy admiramos se forjaron en torno a la guerra. El imperio de Alejandro Magno, la antigua Roma, la Francia napoleónica… alcanzaron la gloria en los campos de batalla. Por supuesto, también aportaron un bagaje cultural, que acompañaba a los soldados allí donde marchaban.

El estudio de esta fascinante historia militar suele limitarse a la narración de las victorias o de las derrotas en las campañas bélicas, normalmente compaginando la historiografía militar y la política. Poco a poco, sin embargo, la pregunta de los especialistas sobre qué es la guerra ha abierto la puerta a investigar las implicaciones sociales, económicas y culturales de los conflictos armados y cómo estos trascienden las fronteras de lo militar para abarcar todos los aspectos de la vida del ser humano.

Ni siquiera la ilustrada Atenas, cuna de la democracia, está exenta de su ligazón con las armas y con la sangre de los soldados. Aun cuando asociamos la ciudad del Pireo a palabras más profundas como filosofía, política o sabiduría, uno de los pilares sobre los que se asentó aquella sociedad fue el ejército. Su organización, su estructura y su calidad fueron esenciales para, primero, la supervivencia y, una vez asegurada esta, la expansión ateniense, apoyada por sus navíos. No hay que olvidar que, casi desde sus orígenes, la Hélade se vio envuelta en un constante clima de guerra, bien entre las ciudades colindantes bien con los imperios vecinos, como era habitual en el mundo antiguo, y hubo de hacer frente a numerosos intentos, algunos con éxito, de invasión de su territorio. El carácter militar de aquella civilización era, por tanto, presupuesto de su existencia. De hecho, el texto más importante de la cultura griega clásica (y puede que de la cultura occidental), la Ilíada, se articula en torno a una guerra.

La obra Hombres de bronce. Hoplitas en la Antigua Grecia* es el resultado del congreso celebrado en la Universidad de Yale en abril de 2008, que reunió a los principales especialistas de la materia; tiene por objeto responder a dos preguntas esenciales: ¿cómo luchaban los hoplitas griegos, y qué papel, si lo hubo, tuvo la guerra hoplítica en la conformación de la polis griega? Como explican los editores del libro (Donald Kagan y Gregory F. Viggiano), “El objetivo de la conferencia de Yale era reunir a los principales especialistas de ambas escuelas de pensamiento, ortodoxa y revisionista, para analizar la situación actual del tema, que se halla en una encrucijada crucial. Las posibilidades eran varias: primero, todo el mundo podría haber aceptado que la narrativa hoplita tradicional era la correcta y no era, por tanto, necesario reescribir los libros de texto; segundo, los revisionistas podrían haber convencido a los ortodoxos de que su visión contenía fallos graves, en cuyo caso habría que reconocer que, en realidad, sabemos poco o nada sobre la aparición de la ciudad y de la cultura griegas, que los hoplitas no tuvieron nada que ver con el proceso, o al menos que lo que creíamos que sabíamos estaba equivocado, y que una teoría alternativa podría explicar mejor las principales dinámicas del periodo formativo de Grecia; y tercero, los principales elementos del modelo tradicional podrían haberse combinado con las nuevas perspectivas en una gran síntesis que trajese una verdad superior. A pesar de reconocer la existencia de muchos puntos en común entre los participantes, ninguna de esas posibilidades se cumplió en el congreso: en lugar de trabajar en favor de un consenso, cada bando se atrincheró en sus posiciones en respuesta a la investigación más reciente”.

Como toda obra colectiva, la extensión y el enfoque de las colaboraciones son dispares. Además, advierten los propios editores, la controversia predominó en aquel encuentro en la Universidad de Yale y, por tanto, los planteamientos teóricos son en muchos casos antagónicos. Si un artículo sostiene una hipótesis concreta, el siguiente defiende la contraria (algo que, por otro lado, es frecuente en los debates especializados pero puede desconcertar al lector profano). Ahora bien, como los autores son probablemente los mayores expertos en esta materia, conocer sus diversos puntos de vista es una experiencia muy enriquecedora. Así pues, al margen de los tecnicismos propios de la disciplina histórica, el lego va a poder adentrarse de forma rigurosa y objetiva en el universo político, social y miliar que rodeaba a los hoplitas griegos.

Casi todos los epígrafes abordan, de una forma u otra, los dos temas genéricos asociados a las preguntas que señalábamos antes. Por un lado, se discute (y es la cuestión que más polémica levanta) el origen de las tácticas y del armamento empleados por los hoplitas. Al tratar este asunto, aparecen las diversas teorías, gradualistas o rupturistas, acerca de la revolución (o no) que marcaron las nuevas formas de combate introducidas por las huestes helenas. La controversia no solo se limita al punto de partida, sino también a de la propia táctica militar que seguían. Por ejemplo, unos sostienen que, aunque las formaciones avanzasen en orden compacto hacia la batalla, en la práctica, necesitarían más espacio para luchar, por lo que la falange debió de ser lo suficientemente flexible como para permitir a los hoplitas emplear sus habilidades; otros, por el contrario, defienden que las batallas eran breves, muy ritualizadas y se basaban en la colisión de formaciones de infantería pesada que intentaban romper las falanges enemigas, o al menos empujarlas fuera del campo de batalla, gracias a la fuerza de sus pesados escudos y a la formación compacta de sus líneas. Adelantamos que debates como este llenan las páginas del libro.

Otro punto crucial de la obra son las consecuencias políticas, económicas y sociales del nuevo sistema de combate. Como se señala en la introducción, “La falange griega representaba un caso único en la guerra antigua, pues cada guerrero era un ciudadano en su comunidad y debía aportar sus propias armas para participar en su defensa. Los hoplitas conformaban un estrato social intermedio, lo suficientemente rico como para permitirse una panoplia propia, pero carente de los ancestros divinos y las extensas posesiones de la aristocracia”. Muchos de los especialistas que participaron en las jornadas de Yale asocian las transformaciones militares de las falanges griegas con las revoluciones políticas acontecidas en las ciudades-estado griegas tras las Edad Oscura. El momento en que esta se produjo y su alcance real es objeto de controversia, pues son varios los planteamientos que se realizan.

En los últimos años, todos estos temas se han situado en el centro de uno de los debates más dinámicos de los estudios clásicos y de la historia política y militar antigua. De este modo, los autores, Paul Cartledge, Lin Foxhall, John R. Hale, Victor Davis Hanson, Donald Kagan, Peter Krentz, Kurt Raafl aub, Adam Schwartz, Anthony Snodgrass, Hans van Wees y Gregory Viggiano, además de explicar el contexto histórico y la importancia de la cuestión hoplita, proporcionan nuevas pruebas, explicaciones y teorías sobre el origen, la naturaleza, la estrategia y la táctica de la falange hoplita y sus efectos en la cultura griega y en el nacimiento y desarrollo de la polis y sus estructuras políticas.

*Publicado por Desperta Ferro, octubre 2017. Traducción de Fernando Echeverría Rey.