PAUL - UNIVERSIDAD VALENCIA - CRISTIANISMO OCCIDENTAL

El cristianismo occidental en la Edad Media
Jacques Paul

Hace unos años, cuando se discutía el fallido proyecto de la Constitución Europea, se abrió un vivo debate en torno a lo acertado de incluir en su preámbulo una mención a las raíces cristianas de Europa. Partidarios de una y otra posición acudían a distintos recursos para sostener sus pretensiones; los argumentos en contra, no obstante, rara vez tenían una base histórica y se apoyaban generalmente en premisas más «políticas». Nadie con unos mínimos conocimientos históricos podría negar la impronta que el cristianismo ha dejado en el continente europeo, en especial durante la Edad Media (que haya sido positiva o negativa es ya otra cuestión).

Tras la caída del Imperio Romano la única institución que no se derrumbó fue la Iglesia, que había logrado convertirse en la religión oficial romana una centuria atrás. Con ella pervivieron los remanentes de la cultura clásica y la conciencia de un cierto orden internacional que se situaba por encima de los diversos pueblos bárbaros, quienes, por cierto, no tardaron en abrazar el cristianismo. Durante los mil años que duró la Edad Media es muy difícil disociar lo terrenal de lo espiritual, poderes ambos que estaban íntimamente unidos. De ahí que nos sea imposible comprender el medievo sin estudiar la religión cristiana.

ESTELA PRIMEROS CRISTIANOSLa obra del profesor Jacques Paul El cristianismo occidental en la Edad Media*, busca, como explica su introducción, «analizar a lo largo de los siglos las convicciones religiosas, los comportamientos y las actitudes frente a los acontecimientos, en la medida en que la documentación y la comprensión de los hechos lo permitan. Porque, conforme profundizan en sus convicciones o por imperativos de necesidad, los cristianos viven su religión de forma diferente y expresan de forma distinta su fe«. El autor avisa de que no estamos ante una «historia de la Iglesia en la Edad Media» sino, más bien, ante un estudio acerca de la esencia misma del cristianismo y su evolución durante aquel período. No esperen encontrar por tanto abundantes referencias cronológicas o análisis detallados de los hechos más importantes de este lapso de tiempo: Jacques Paul opta por explicar cómo era y cuáles fueron las características de la Iglesia medieval.

Esta interesante aproximación permite que la obra pueda ser leída desde tres ángulos distintos. Por un lado, el que podríamos denominar «historia política» del cristianismo. El ascendiente que la Iglesia tuvo sobre los pueblos, la sociedad y el Imperio durante toda la Edad Media fue indudable y Jacques Paul dedica los primeros capítulos de cada sección a analizar los principales acontecimientos que marcaron el respectivo período y los conflictos (o afinidades, depende el momento) que surgieron entre el Papado y el resto de reinos europeos. Por otro lado estaría la «historia cultural», en relación con la cual el cristianismo ejerció un control casi exclusivo sobre las diferentes manifestaciones artísticas (con mención especial a la arquitectura). Por último encontramos la que podría denominarse «historia espiritual», a la que mayor atención dedica el libo, centrada en el estudio de la faceta más «religiosa» de la Iglesia. Las páginas dedicadas a ella abordan las diversas corrientes que inundan el cristianismo, las transformaciones en las prácticas religiosas, el monaquismo o las relaciones entre laicos, moral e Iglesia, entre otras cuestiones asociadas a Iglesia medieval.

Aunque el autor atiende más a los temas analizados que a la fecha en que se producen, existe una mínima división temporal que fracciona en cuatro bloques el trabajo. El primero («El cristianismo en latín en el final del Imperio Romano«) alcanza hasta el finales del siglo V y dedica casi toda su atención a la conformación de la Iglesia primitiva y a los retos internos y externos que afrontaron los primeros cristianos en un ambiente que, sin llegar a ser hostil (al menos en principio), era visto con cierta preocupación por las autoridades romanas, desconfianza que acabará finalmente por desembocar en persecuciones. El punto culminante de este período viene marcado por la conversión de Constantino y el edicto de Milán que establece al cristianismo como religión oficial del Imperio.

LUIS XII Y CARLOMAGNOComo explica el autor al comienzo de esta sección, «El triunfo del cristianismo en el final de la Antigüedad se debe considerar, en primer lugar, como un fenómeno fundamentalmente muy desconcertante. Aunque surgió del judaísmo y lleva su marca, en cambio, el Imperio se convierte en su base geográfica y el humanismo greco-romano en su universo cultural«. En ese contexto destaca la importancia que Jacques Paul atribuye a la conexión entre la cultura clásica y la doctrina cristiana, a la que dedica todo un capítulo y cuyo título resume perfectamente su contenido «Del héroe al santo«. También estudia la convivencia y relación entre el cristianismo y las numerosas creencias paganas.

El segundo bloque cronológico («Orden del mundo y salvación cristiana, 500-1050«) abarca esos quinientos años durante los cuales la Iglesia, única institución que sobrevive más o menos intacta a la invasión bárbara, llega a convertirse en la autoridad más importante del continente. Ahora bien, este proceso no estuvo exento de complicaciones y exigió a las autoridades eclesiásticas una reformulación de sus jerarquías y un nuevo marco de actuación más allá de la simple salvación de las almas. De estos siglos destaca Jacques Paul la evangelización de los pueblos germanos (sobresalen las conversiones de Irlanda e Inglaterra), el resurgir del monaquismo, la consolidación del poder episcopal y el fervor religioso que imbuye a todo el pueblo, tanto a aristócratas como a campesinos.

El tercer bloque («La libertad de la Iglesia y el evangelismo, 1050-1280«) analiza una de las etapas más relevantes del cristianismo medieval, apenas doscientos años en los que «el orden aceptado hasta entonces en la Iglesia y en el mundo es puesto en tela de juicio y esto conduce poco a poco a una serie de reajustes en cadena. […] La aparición de un nuevo poder dominante, el del papa, tanto en la Iglesia como en el mundo, es la consecuencia política más evidente de esta perturbación«. Las transformaciones no sólo se producen en el ámbito político (donde se puede incluso hablar de un teocracia pontificia), sino que tienen su correlación en lo espiritual con la aparición de un impulso reformista cuyo centro difusor se encuentra en los monasterios y en las órdenes mendicantes. La sociedad tampoco resultó ajena a este proceso y las demostraciones de piedad religiosa se multiplicaron, de lo que da fe la masiva afluencia a las cruzadas y a las peregrinaciones.

SUEÑO INOCENCIO IIIEl último bloque («La conciencia cristiana y el mundo«) aborda los siglos finales de la Edad Media, sin que se establezca una fecha límite. Durante ellos la Iglesia vio cómo su poder mermaba en detrimento de los reyes de los nuevos estados (Francia, Aragón, Castilla o Inglaterra), los gibelinos comenzaron a recuperar el terreno perdido siglos atrás y cuestionaron la autoridad papal sobre las cuestiones temporales. Fue entonces cuando se produjo el Gran Cisma de Occidente y la posterior crisis conciliar que amenazó con fracturar la cristiandad occidental. Las nuevas corrientes filosóficas empezaron a alejarse de la escolástica y surgen nuevas escuelas como el nominalismo.

El trabajo de Jacques Paul sobresale por su capacidad de sintetizar, sin mengua del rigor académico, el complejo universo que construyó el cristianismo medieval. A medida que avanza el relato vemos cómo evoluciona no sólo la Iglesia en cuanto institución, sino también la fe y las creencias de la sociedad del medievo. El cristianismo emerge como un ser en constante transformación, que, a pesar de su aparente conservadurismo, nunca deja de reformarse. Quizás el exhaustivo tratamiento que el autor otorga al componente espiritual lo convierta en un libro denso para quien quiera estudiar otros aspectos más «históricos» de la Iglesia pero, en todo caso, constituye una obra imprescindible para comprender el papel jugado por el cristianismo durante mil años de nuestra historia.

Jacques Paul, profesor de la Universidad de Provenza Aix-Marsella I, es autor de obras como L’Église et la culture en Occidente, IXe-XIIe siècles, Histoire intellectuelle de l’Occident médiéval y Cutlture et vie intellectuelle dan l’Occident médiéval.

*Publicado por Publicaciones de la Universidad de Valencia, mayo 2014.